Un medicamento español está dando grandes resultados para curar la Covid-19

Cuando se desató la pandemia de la Covid-19 no se tomaron las suficientes medidas de rastreo, aislamiento, cuarentenas y cierre de fronteras que eran necesarias para evitar que el coronavirus se diseminase por el mundo.

Pronto quedó claro que la humanidad era incapaz de aplicar las clásicas medidas epidemiológicas que pudieron haber extinguido al coronavirus al poco tiempo de detectarse, impidiendo su dispersión por todo el planeta.

Este fracaso llevó al colapso hospitalario, a que los enfermos muriesen en absoluta soledad y a que los cadáveres se acumulasen tras superar la capacidad de los servicios funerarios.

Desde la medicina y la ciencia, debilitadas tras años de recortes, fue necesario realizar un ingente esfuerzo en la lucha contra el coronavirus.

El ejemplo de la tos ferina

Frente a las clásicas enfermedades infecciosas producida por bacterias, la medicina cuenta con vacunas que previenen en buena parte el contagio e impiden que desarrollemos formas graves de la enfermedad.

Pero también disponemos de antibióticos que permiten tratar eficazmente esta dolencia, una vez declarada.

Pongamos un ejemplo que todos conocemos: la tos ferina.

Es una enfermedad infecciosa producida por la bacteria (gram-negativa) Bordetella pertussis que desató crueles pandemias en la Europa de los siglos XVIII y XIX.

Produjo entonces una pavorosa mortalidad infantil. Pero hoy en día la medicina cuenta con una eficaz vacuna desarrollada hace más de 80 años y que nos ponen de bebés. Seguro que ni nos acordamos.

Esta vacuna terminó con las pandemias de tos ferina. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos estima que la vacuna de la tos ferina salva anualmente más de 500.000 vidas de niños.

¿Un fármaco para curar la Covid-19?

Pese a que existe la vacuna, algunos niños se siguen contagiando. A menudo son hijos de antivacunas cuya estupidez hace sufrir a sus propios hijos.

Pero en ese caso la medicina ya ha dado un paso más y cuenta con antibióticos eficaces para tratar la tos ferina una vez desarrollada.

Si hoy dispusiéramos de un antiviral eficaz contra el SARS-CoV-2 habríamos dado un paso de gigante en la lucha contra la pandemia y podríamos salvar millones de vidas entre quienes, pese a todo, terminan infectándose.

Por eso numerosos grupos de investigación dedican un enorme esfuerzo en el intento de desarrollar un fármaco capaz de curar la Covid-19.

Pero, aunque disponemos de una panoplia de antibióticos extraordinariamente eficaces en la lucha contra enfermedades bacterianas, en el caso de las enfermedades infecciosas producidas por los virus disponemos de muy pocos fármacos con actividad antiviral eficaz.

Así es la carrera para encontrar un antibiótico

Para desarrollar un fármaco se necesitan muchos años de pruebas y ensayos antes de que las agencias del medicamento autoricen su uso en seres humanos.

Por eso, contra la Covid-19 los científicos recurrieron a una ingeniosa estrategia: el reposicionamiento contra el SARS- CoV-2 de fármacos ya existentes.

Se trata de estudiar y analizar minuciosamente si entre los miles de medicamentos ya autorizados existe alguno que pueda resultar eficaz contra la Covid-19.

Ingeniosa estrategia de biología molecular

Para encontrar estos posibles fármacos los científicos siguieron una estrategia de biología celular.

Vamos a intentar explicar cómo ha sido su intenso trabajo en busca de una cura para la Covid-19

El primer paso fue que la secuenciación del genoma completo del SARS-CoV 2 permitió conocer que el coronavirus produce solo 29 proteínas víricas diferentes.

Después de mucho investigar, un estudio encontró que estas 29 proteínas víricas solo interactúan con 332 proteínas de células humanas.

Este hecho es muy importante porque los virus son parásitos intracelulares obligados. Es decir, que para reproducirse el SARS-CoV-2 necesita de la maquinaria molecular de nuestras células.

En concreto el coronavirus va a necesitar de algunas de estas 332 proteínas nuestras con las que interactúa.

De estas 332 proteínas hay 69 factores diana de los que conocemos un compuesto que puede regular su actividad.

Concretamente hay 97 fármacos ya autorizados que regulan la actividad de esos 69 factores diana (porque en algunos casos hay más de un fármaco conocido que actúa sobre el mismo factor diana).

Así que el siguiente paso era ponerse a probar estos 97 fármacos esperando que alguno de ellos sea capaz de inhibir alguna proteína de las células humanas que el SARS-CoV-2 necesite para replicarse.

Aplidin, el medicamento español

Ahora empezamos a conocer resultados interesantes de esta estrategia.

Y uno de los más prometedores es la Plitidepsina, un medicamento antitumoral desarrollado por la empresa española PharmaMar bajo el nombre de Aplidin.

Se trata de un compuesto que ya existe y está autorizado como un citostático para el tratamiento del cáncer. Es decir, que es una sustancia capaz de demorar o incluso detener el crecimiento de las células, incluso las células cancerosas, sin destruirlas.

En cuestiones del cáncer este medicamento puede impedir que los tumores crezcan y se diseminen, sin reducir su tamaño.

¿Cómo lo hace?

Pues la Plitidepsina actúa bloqueando el factor eEf1A presente en las células humanas.

Y la buena noticia ahora es que el SARS-CoV-2 necesita este factor para poderse reproducir.

Así que cuando la plitidepsina bloquea a eEf1A, el corovirus es incapaz de reproducirse dentro de las células.

Resultados espectaculares en laboratorio

Los resultados a nivel de laboratorio son espectaculares. Dosis tan pequeñas como 1.7 nM (nanomol, que es igual a una billonésima de mol) inhiben el 90% de la replicación del virus.

Esto significa que, en el laboratorio, la Plitidepsina es unas 100 veces más eficaz que el Remdesivir, que es el mejor antiviral contra el SARS-CoV-2 existente en la actualidad.

Pero una cosa es que funcione en el laboratorio y otra que funcione bien en los pacientes.

Primeros ensayos clínicos

En los primeros ensayos clínicos realizados, la Plitidepsina parece ser muy eficaz en el tratamiento de pacientes con enfermedad moderada que han desarrollado neumonía.

La administración de 2.5 mg de plitidepsina durante 3 días hace que el 74% de estos pacientes reciban el alta hospitalaria en la primera semana.

Pero como es habitual, los primeros ensayos clínicos se han realizado con un número pequeño de pacientes (solo 45), así que todavía es pronto para asegurar que la plitidepsina sea finalmente el fármaco más eficaz en la lucha contra la Covid-19.

De hecho hay otros fármacos procedentes de la misma estrategia (reposicionamiento contra el SARS- CoV-2 de fármacos ya existentes). E incluso uno de ellos, la Ternatina 4, actúa exactamente en el mismo factor eEf1A sobre el que lo hace la Plitidepsina

No es el momento de echar las campanas a vuelo, pero mes indudable que todo esto es una buena noticia.

¿Llegará una vacuna doble, gripe-SARS-Cov-2?

Algunas compañías farmacéuticas ya asumen como muy probable que en un futuro próximo tengamos que re-vacunarnos anualmente contra nuevas variantes del Covid-19, de una manera similar a la que ocurre anualmente con la gripe.

Por eso empiezan a preparar ya una estrategia que contempla el desarrollo de una vacuna doble contra la gripe y el coronavirus.

Todo parece indicar que el SARS-CoV-2 ha venido para quedarse entre nosotros mucho tiempo. Y en este contexto la investigación sobre fármacos con actividad anti SARS-CoV-2 sigue teniendo mucho sentido.

Paradójicamente un fármaco de este tipo acabaría salvando la vida de muchos negacionistas de la Covid-19 y de los antivacunas.