La solución a la leucemia podría estar en el aguacate. Concretamente en un compuesto conocido como Avocatina B.

Este compuesto se dirige a una enzima que es fundamental para el crecimiento de las células cancerosas, y que ha sido detectada ahora por vez primera por los científicos.

Es más, en el caso concreto de la leucemia, según el estudio, tiene mayores cantidades de esa enzima, la conocida como VLCAD, que está involucrada en su metabolismo y en su crecimiento.

Para llegar a esta conclusión, el equipo científico del doctor Spagnuolo se centró en el examen de diversos compuestos nutracéuticos con la intención de encontrar alguna sustancia que pudiera inhibir a la enzima VLCAD, y fue entonces cuando descubrieron que la mejor derivación era la obtenida del aguacate.

Ese compuesto, la Avocatina B, ha sido la que mejor ha funcionado en los ensayos en laboratorio, inhibiendo de manera concluyente a la VLCAD.

Un compuesto, que curiosamente ya se está utilizando en otros tratamientos encargados de luchar contra la diabetes y también para el control de la obesidad.

El siguiente paso es llevar el examen a estudios con humanos para comprobar su real efectividad en la lucha contra la leucemia: «Completamos un estudio en humanos con este compuesto como un suplemento oral y hemos podido demostrar que cantidades apreciables se toleran bastante bien por el organismo», señala el doctor Paul Spagnuolo.

Qué es la leucemia y cuáles son sus variantes

El estudio ha sido publicado en la revista científica Blood, y se centró principalmente en la variante más devastadora de la leucemia, la conocida como leucemia mieloide aguda (LMA).

La leucemia, el tipo de cáncer que pueden sufrir los tejidos que forman la sangre en nuestro organismo, es, según las cifras oficiales de la Organización Mundial de la Salud, una enfermedad diagnosticada a más de 437.000 cada año en todo el mundo.

Es la causante de la muerte de más de 300.000 personas cada año.

En el caso concreto de la leucemia mieloide aguda, en la que se centra el estudio de la Universidad de Guelph, la tasa de supervivencia a cinco años para los pacientes con más de 20 es del 26%, en contra del 95% de tasa de supervivencia que tiene la leucemia mieloide crónica.

Por eso es tan importante el hallazgo.

Existen muchos tipos diferentes de leucemia, pero por lo general involucra a los glóbulos blancos, poderosos combatientes de infecciones y que crecen de un modo organizado cuando nuestro organismo lo necesita.

Sin embargo, la leucemia es capaz de provocar que nuestra médula ósea genere una cantidad excesiva de glóbulos blancos que además no funcionan de un modo correcto.

Un proceso que arranca con mutaciones en el ADN del paciente y que termina por provocar que las células sanguíneas anormales acaben desplazando de la médula ósea a las células sanguíneas sanas disminuyendo la cantidad de plaquetas, glóbulos blancos y glóbulos rojos sanos.

Además de los antecedentes familiares de leucemia, los trastornos genéticos y los tratamientos oncológicos previos, el tabaquismo y la exposición a sustancias químicas son los factores de riesgo para sufrir leucemia.

El cáncer más común entre los más pequeños

Aunque las tasas de supervivencia ante la leucemia decrecen tras superar la barrera de los 20 años, es el cáncer más común entre niños y niñas.

Entre los menores de 15 años es el primer cáncer diagnosticado seguido de tumores en el cerebro y otros en el sistema nervioso central además de linfomas, sarcomas de tejido blando, neuroblastomas y tumores de riñón.

Tanto para pequeños como para mayores, actualmente, y a la espera del desarrollo del uso de compuestos como la Avocatina B para mejorar el tratamiento, los pacientes diagnosticados de leucemia, siguiendo criterios médicos, deben someterse a quimioterapia o radioterapia, en la mayoría de los casos.

Existen otras opciones como la terapia dirigida para lograr el bloqueo de las anomalías existentes en nuestro organismo o el trasplante de médula ósea que ayuda a restablecer las células madre sanas.

Otros tratamientos más experimentales como la inmunoterapia, la ingeniería de células inmunes o los ensayos clínicos, también sirven para reducir los estragos de algunos tipos y variantes de la leucemia.

La investigación avanza y las soluciones están cada vez más cerca.