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Hoy comienza el invierno, y aunque ya hemos sufrido algunas bajas temperaturas, más bien pocas, nos quedan meses de frío por delante que pueden afectar a la salud de nuestra piel.

El frío intenso, las calefacciones, el viento, la humedad el incremento de la contaminación, agreden al órgano más extenso de nuestro cuerpo, la piel. Por ello es importante no olvidarnos de mantenerla preparada para las condiciones meteorológicas de estas fechas.

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La Fundación Piel Sana ofrece un decálogo de consejos dermatológicos para evitar las agresiones invernales y proteger nuestra piel.

1. Crema hidratante para todo el cuerpo, como si fuese un abrigo. El frio altera la barrera hidrolipídica de nuestra piel. Se trata de una película de agua y grasa que proporciona elasticidad y protege la piel frente a bacterias y hongos. Así que, de la misma forma que usamos abrigos o guantes para protegernos del frio, debemos usar siempre una crema hidratante para evitar la deshidratación.

En esta época del año lo ideal es apostar por cremas más grasas para garantizar la hidratación. ¡Y sin olvidar ninguna parte del cuerpo!

Un buen momento para aplicarlas es al finalizar la ducha diaria. Eso sí, es imprescindible secarse bien, sobre todo en los pliegues del cuerpo y entre los dedos de los pies, para evitar la proliferación de hongos.

2. Especial cuidado con las manos. Una de las zonas que más sufren durante el invierno son las manos. Más todavía este año, donde el uso de geles hidroalcohólicos se ha generalizado como medida anti Covid.

Así que la higiene es fundamental y si es con agua y jabón, mejor. Pero se deberá acompañar siempre de una correcta hidratación de manos.

Además, lo más normal que es el frio se instale en manos y pies durante estos meses. Esto ocurre porque el sistema cardiovascular del organismo reacciona al frío cerrando las venas que llevan la sangre, para evitar la pérdida de calor. Usar unos buenos guantes y calcetines los mantendrán bien abrigados.

3. Calor sí, pero no directo. No es recomendable exponer los pies cerca del fuego o estufas ni utilizar bolsas de agua caliente. Lo mejor es utilizar unos calcetines para conservar el calor.

4. El agua caliente para entrar en calor no es buena idea. Y aunque las bajas temperaturas nos inciten a ducharnos o bañarnos con agua muy caliente, es mejor no hacerlo. Puede dañar e irritar la piel.

5. Revisar en la ducha si tenemos lesiones en la piel. Cuando la piel está seca e irritada, cosa habitual en invierno, se pueden producir pequeños cortes o heridas en ella. El momento de la ducha puede ser bueno para revisarnos y limpiar con agua y jabón cualquier lesión o rojez que localicemos en nuestro cuerpo.

6. Mejor abrigarse con tejidos naturales. Y aunque parezca una obviedad es importante abrigarse. Si es posible con tejidos naturales, como el algodón o la lana, que permite que circule el aire entre la ropa y la piel, y evita irritaciones.

7. Sí, hay que protegerse del sol. Uno de los errores más comunes durante el invierno es no protegerse del sol. Y es que, aunque los días sean más cortos, nublados o fríos, la radiación ultravioleta sigue presente y puede dañar la piel. Así que las cremas con foto protección siguen siendo necesarias.

Y en determinados casos, como cuando hay escasez de pelo, un sombrero o un gorro tampoco estará demás.

8. Un buen momento para dejar de fumar. Le sonará a sabido, pero no por ello deja de ser importante. Así que insistimos: ¡No fumar! Su efecto nocivo en la piel, entre otras partes del organismo, está demostrado científicamente. ¿Qué tal dejar de fumar como propósito de año nuevo?

9. Proteger especialmente los labios, porque su piel es muy delicada. Otra zona olvidada en muchas ocasiones son los labios. Su piel es muy delicada y es muy fácil que con el frio y los cambios bruscos de temperatura se resequen, agrieten e, incluso, sangren. Hay que tener un protector labial a mano y usarlo diariamente para hidratarlos y protegerlos.

10. Ir al dermatólogo. Por supuesto, si ya tenemos diagnosticada alguna patología en nuestra piel, no olvidar acudir al dermatólogo y no descuidar el seguimiento.

Incorporar este sencillo decálogo a nuestra rutina nos asegurará una piel sana y libre de lesiones. Y si además seguimos una dieta equilibrada, practicamos ejercicio y bebemos agua habitualmente, llegaremos a la primavera con una piel radiante.