La relación entre cuerpo y mente es un fenómeno de sobras conocido, que supone que nuestro estado de ánimo y mental, puede influir en nuestra salud física, produciendo por ejemplo, más predisposición para coger un resfriado. Además, al ser un vínculo bidireccional, también podemos ver los efectos de una enfermedad o de nuestro estilo de vida en nuestras capacidades mentales.

Si tenemos en cuenta, que un cambio en el cuerpo puede afectar al estado de ánimo o a la capacidad cognitiva , ya podemos anticipar como un cambio en el cerebro, puede afectar a dicho estado de ánimo.

Partiendo de esta base y tal como recoge el artículo transcranial magnetic stimulation in clinical practice publicado en el BjPsych, se ha desarrollado la estimulación magnética transcraneal como tratamiento para la depresión. Tal como su nombre indica, consiste en aplicar estimulación electromagnética en el cerebro, pero ¿qué pretende conseguir? La intención es cambiar la plasticidad cerebral y volver a fortalecer o reorganizar circuitos que durante la depresión fueron dañados, para así y volviendo al concepto de bidireccionalidad, mejorar nuestro ánimo deprimido.

Aunque no es el primer tratamiento que suele ofrecerse para la depresión y no está indicado para todo tipo de pacientes, si que ha demostrado ser eficaz, llegando a triplicar la velocidad de remisión y a ser cinco veces más eficaz que otros tratamientos en pacientes resistentes a otros tratamientos.

Según el dr. Carbonell este nuevo tratamiento es prometedor pero todavía tiene algunos contras. Por ejemplo, el precio por sesión y en segundo lugar por ejemplo la duración del efecto terapéutico del mismo, entre otros. Por consiguiente, dista ser de la panacea para el tratamiento de la depresión aunque se puede tener en cuenta como posible coadyugante. Si es cierto que en estos momentos también esta siendo empleado para el tratamiento de adicciones, demencias, etc. Una herramienta terapéutica que todavía tiene que demostrar su verdadera efectividad.

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