Hoy en día se ha trivializado el consumo de alcohol y mucha gente ignora el efecto a largo plazo que tiene en nuestra salud. Por ello en el artículo alcohol consumption and brain health publicado por el neuropsiquiatra Killian Welch en el British Medical Journal en junio de 2017 se ha hecho un seguimiento a 550 personas de una media de 43 años durante 30 años ( 1985-2015) para ver el efecto que tiene el consumo de diferentes cantidades de alcohol en el cerebro. Este seguimiento consistió en realizar una resonancia magnética al final del estudio y valorándose como resultado final los cambios en neuroimágen y el deterioro cognitivo.

Los resultados indicaron que un 20% de los hombres y un 13% de las mujeres bebían en exceso ( más de 21 o 14 unidades de alcohol respectivamente). Además, el mayor consumo también estaba asociado con una peor integridad de la sustancia blanca y un declive cognitivo más rápido en la fluidez verbal. Se observa una pérdida en las capacidades de un 14% en los consumidores leves con respecto a los que no consumen alcohol.

Por otra parte, el consumo del alcohol está muy relacionado con la probabilidad de sufrir atrofia en el hipocampo, una zona del cerebro especialmente relacionado con la memoria. Por ello se comparó esta atrofia en diferentes tipos de consumidores y se concluyó que los grandes consumidores de alcohol tenían alrededor de 6 veces más probabilidades de sufrir atrofia hipocampal que los que no bebían alcohol y que incluso los que consumían alcohol de forma moderada tenían 3 veces más probabilidades de sufrir atrofia del hipocampo derecho. Por ello, el consumo de grandes bebedores está asociado con problemas importantes de memoria y de la función ejecutiva.

Teniendo en cuenta la estrecha relación entre las demencias y los problemas de memoria, no son de extrañar los hallazgos de este estudio que indican que el alcohol aumente en un 10% la posibilidad de sufrir una demencia temprana y explica entre el 10-24% de los casos de demencia en residencias. Así pues, la concienciación e intervención temprana sobre el tema es de vital importancia, no solo para evitar problemas crónicos, sino por la posibilidad de revertir algunos efectos empezando un tratamiento.

Este estudio también analiza los efectos del alcohol en la salud general, debido a la creencia popular de que hay un efecto protector en la salud por beber pequeñas cantidades de alcohol. Así pues, el estudio no solo desmiente esta creencia sino que se pone de manifiesto un efecto perjudicial, pues incluso esta mínima cantidad tiene un riesgo superior a la abstinencia en patologías como cáncer de pecho. Según el autor este estudio es de gran utilidad a la hora de discutir con los pacientes los posibles beneficios del alcohol sobre la salud, pues en ningún caso la evidencia de posibles beneficios del alcohol no justifican a que los abstemios beban. A nivel general podemos ver que a medida que incrementa el consumo incrementa el riesgo de la salud.

En opinión el Dr. Carbonell lo que queda claro de nuevo es que incluso el consumo moderado de alcohol está asociado con cambios patológicos en el cerebro y que de ninguna manera el consumo leve de alcohol tiene un efecto protector sobre la estructura o función cerebral. Más bien todo lo contrario ya que hay una relación dosis dependiente entre la cantidad de alcohol y la atrofia del hipocampo.

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