El cambio de hora al que nos acabamos de someter y que anuncia la pronta llegada del invierno, puede provocar alteraciones en nuestro estado de ánimo. En principio no tiene porque ir más allá de síntomas leves como cansancio, somnolencia y cierta apatía, pero en personas sensibles o con cuadros depresivos puede agravar temporalmente su sintomatología.

La principal explicación de este suceso es que al disminuir las horas de luz, aumenta la secreción de una hormona llamada melatonina, que es la encargada de regular los ciclos del sueño. Nuestro organismo sigue funcionando en base al horario lumínico y no en base al horario establecido, por eso nos sentimos más cansados antes de lo normal. Por su parte, la somnolencia y el cansancio pueden causar irritabilidad, falta de concentración y alteraciones en el estado de ánimo.

Además, también se puede ver alterada la serotonina que regula la ansiedad y el estado de ánimo. Cada vez hay mas pruebas que respaldan que el motivo de ello es que el sistema serotoninérgico está influenciado por la luz.

Cualquier modificación en nuestros hábitos requiere de un proceso de adaptación, para que nuestro organismo logre incorporar estos cambios. Este proceso afecta de distinta manera de acuerdo a la edad de la persona, siendo los niños y las personas mayores los que suelen presentar mayores dificultades para este ajuste.

Todo ello explica por qué las personas con depresión se ven especialmente afectadas por el cambio de hora.

Estudios realizados en Inglaterra en la década de los 90, revelaron que el 90% de las personas experimentan cambios sutiles en el estado de ánimo, energía y sueño con el cambio horario.

En opinión del Dr. Carbonell debemos estar alerta, especialmente en aquellas personas mas sensibles, a que los síntomas de adaptación perduren en el tiempo o empeoren los síntomas ansiosos depresivos. Hay que recurrir a un profesional de la salud mental si esto ocurriera.

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