El Consejo General de la Psicología de España define el estrés como un instinto que tenemos las personas para afrontar y superar situaciones difíciles. En el artículo “La diferencia entre el «estrés bueno» y el estrés que mata” (ABC, 2019), la psicóloga Patricia Gutiérrez explica que el estrés tiene una versión útil llamada “eustrés” o “estrés positivo” que aparece tras evaluar la situación y nos ayuda a pensar o a identificar qué necesitamos para hacerle frente.

Por lo tanto, cuando experimentamos niveles bajos de estrés ante una situación es porque estamos evaluando lo que necesitamos para afrontarla, qué habilidades o recursos debemos gestionar para encontrar una solución. Debemos normalizar este estrés positivo ya que es una activación que nos ayuda a la consecución de un objetivo.

Víctor Vidal, médico investigador, comenta “este estrés positivo es el motivo que ha permitido sobrevivir y evolucionar al ser humano. Es una sensación que hace que nos mantengamos activos y con motivación día a día. Por ejemplo, en el ámbito laboral, el “eustrés” tiene un papel esencial porque aumenta la productividad y la creatividad de la persona. Esta tensión hace que el absentismo baje”.

Pero en ocasiones, nos cuesta canalizar estos “nervios”, y los niveles de estrés aumentan hasta el punto de no poder reaccionar ante la situación. Es entonces cuando estaríamos hablando del “estrés negativo”, aquel que produce una sensación de malestar, angustia, ansiedad, … Es el que nos desestabiliza y nos genera síntomas como alteración del sueño, taquicardia, dolor de cabeza, … Cuando nos encontramos en este estado, no somos capaces de realizar cosas, que estando relajados y tranquilos son fáciles para nosotros.

Las causas que nos pueden provocar este tipo de estrés suelen ser cuando la situación es novedosa, impredecible, de descontrol y/o cuando nos sentimos amenazados. Es por eso, que si observamos que nos ocurre debemos acudir a un profesional de la salud mental para que nos ayude a reconocer el origen del estrés y cómo nos afecta sobre nosotros. Lo principal es localizar qué nos está pasando para poder buscar una solución.

En opinión del Dr. Carbonell, bajos niveles de estrés pueden mejorar nuestra productividad y capacidad, pero cuando este estrés genera malestar es importante no dejar pasar el tiempo y buscar ayuda para poder canalizarlo.

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