Donna Leon, escritora: "La gente se ha vuelto muy ignorante, no sabe nada del pasado"

Donna Leon: "Vemos vídeos de cachorros y no hablamos del calentamiento global"
En julio de 1992, los lectores conocimos a Guido Brunetti en su primera novela, Muerte en La Fenice. ¿Qué piensa al mirar atrás?
Ha estado muy bien [ríe], ha sido muy agradable, porque he tenido mucho éxito escribiendo. Quizá la gran suerte sea el hecho de que no estoy cansada de ello, escribir sigue siendo divertido. La ecología es algo que me interesa mucho, espero que hablemos de ella en esta charla. Llevo 30 años llamando a la puerta de la mente de la gente para decir que tenemos problemas y mi profecía se ha hecho realidad, en muchos países hay escasez de agua, pero aun así nadie quiere hacer nada.
De hecho, alguna vez ha dicho que sus «libros ecológicos» son de los que más orgullosa se siente.
Sí. Pero no soy la única voz en el desierto, hay cientos, mira Greta Thunberg, cuya madre era muy buena cantante de ópera, por cierto.
Lo malo es que no hemos hecho nada, y seguimos sin hacerlo.
No lo hemos hecho, pero quizá no sea tan malo que entremos en pánico. Creo que lo que va a pasar en un par de años es que la gente se dará la vuelta y dirá: «¡Dios mío!»

El fuego purificador, Donna Leon / .
Dice que tras más de tres décadas sigue disfrutando cuando escribe, se sigue divirtiendo. ¿A qué atribuye tan feliz longevidad?
Aún puedo reírme a carcajadas. Las partes divertidas de mis libros son las que más me gustan, como la escena del libro que ahora estoy escribiendo en la que sale a relucir el calentamiento global [entona para decirlo]. Me gusta pensar que algunas personas prestan atención. No estoy emitiendo un juicio, sólo estoy hablando del calentamiento global, por lo tanto es algo muy eficaz de una manera completamente irreal. Y eso es mucho más importante en términos de hacer algo que mantener a la gente entretenida.
Hace un par de años, decidió marcharse de Venecia después de 30 viviendo allí. ¿Qué siente ahora hacia su adorada ciudad?
Estoy muy descontenta por el hecho de que me hayan expulsado. Porque es lo que han hecho. Era como tener a la gente bajo tu ventana golpeando ollas. La textura de tu vida, la calidad de tu vida disminuye debido a esa multitud. Barcelona tiene el mismo problema, pero es una ciudad más grande. En Venecia, los turistas caminan pegados a la gente que cruza el puente de Rialto para ir a comprar un kilo de patatas.
¿Y qué solución hay?
Una muy fácil: acabar con los bed and breakfast. Y deberían dejar de dar permisos a los grandes hoteles, porque muchos de los antiguos están siendo convertidos en hoteles nuevos con menos habitaciones, más grandes y lujosas y mucho más caras. Voy a menudo, la última vez la semana pasada, me quedo en casa de una amiga, pero ya no me gusta vivir allí, aunque lo echo de menos.
Creció en Nueva Jersey y llegó a enseñar literatura en lugares como Irán, China o Arabia Saudí. ¿Le apetecería volver a enseñar?
Sí, porque es una forma maravillosa de aprender un libro, ya que estás obligado a prestar atención. Estos días estoy releyendo a Jane Austen y es tan buena... También he vuelto a Dickens, me gusta dedicarle tiempo, cuanto más lo leo más cuenta me doy de lo maravilloso que es, Grandes esperanzas es una de las grandes novelas de la historia de la literatura. Pero, volviendo a la enseñanza, sería divertido aunque muy difícil, porque me obligaría a estar en el mismo sitio una semana y con la vida que llevo eso es complicado.
Ahora que ha mencionado a Jane Austen y a Dickens, los clásicos tienen un papel fundamental en las historias de Brunetti, así que me pregunto qué lugar ocupan en la visión que usted tiene del mundo.
Los clásicos me han mostrado lo que puede hacer la prosa inglesa cuando está bien escrita. Jane Austen tiene frases perfectas, se percibe la belleza de la lengua, como en Dickens. Me he dado cuenta de lo rico que es el inglés y de que se merece mucho más de lo que le dan muchos escritores actuales. Hay autores como Edith Wharton que escriben una frase delicada tras otra. Muy pocas veces leo libros escritos hoy en los que una frase me derribe.
Brunetti, por ejemplo, lee los clásicos cuando necesita inspiración. ¿Usted también?
Leo cuando puedo. Se necesita mucho tiempo para escribir estos libros [señala su novela]. Siempre estoy releyendo, dejo pasar un par de días y luego vuelvo a leer, y eso lleva mucho tiempo. Al final, termino leyendo las 340 páginas del manuscrito 10 veces. Y es absolutamente necesario, porque una palabra fuera de lugar puede destruirlo todo.
Hablando de destrucción, imagino que le preocupa el aumento del extremismo político, el crecimiento de la ultraderecha en Francia, en Italia, incluso en Alemania. ¿Por qué el mundo se está convirtiendo en un lugar más peligroso?
Porque las cosas van y vienen. La historia nos golpea como si fuéramos una pelota de tenis. Y, como individuos, podemos hacer muy poco al respecto, excepto aprender a vivir con los locos. En la biografía que escribió de Hitler, Ian Kershaw cita a un alto oficial del ejército que estaba hablando con otros cargos importantes y dijo: «Hay un joven interesante, creo que podemos usarlo».
Era útil para ellos.
Y tenían motivos para creerlo, porque habían perdido la guerra, estaban restableciendo su credibilidad y entonces llegó este joven tan activo. Y creo que mucha gente pensó lo mismo con la señora Le Pen y con el que gobierna en Hungría. Y no puedes controlar a esas personas una vez que prueban la sangre.
Lo que me lleva a preguntarle por su opinión acerca de la situación actual en su país de origen.
No me sorprende que haya ocurrido, pero sí que haya pasado tan rápido. Que los principios básicos de la ley estadounidense y el comportamiento estadounidense y el sentido estadounidense de juego limpio, de seguir las reglas, simplemente hayan desaparecido. Eso es lo que me sorprende, que la gente esté gustosamente de acuerdo con todo.
¿Y por qué ha sucedido eso?
Creo que porque las personas han sido entrenadas para prestar atención a cosas sin sentido y triviales. Si vas en autobús o en tren, como yo no tengo uno de esos [señala el móvil] puedo observar a la gente, y no están leyendo, no están leyendo una biografía de Rosa de Luxemburgo o la historia de alguna familia real, no están leyendo. Están viendo el vídeo de un cachorro que persigue a una rata en la cocina. Mis amigos me los muestran de vez en cuando y me encantan esos vídeos.
¿A quién no?
A quién no, exacto. Pero no estoy preparada para pasarme un día entero viéndolos. La información se ha trivializado tanto... nadie está ahí o muy pocas personas están ahí hablando del calentamiento global [vuelve a pronunciar enfatizando].
Usted no tiene teléfono móvil.
Bueno, tengo un Nokia de 30 años que alguien me regaló, puedo llamar y recibir llamadas.
Vale, algo es algo.
Es algo, un paso en la dirección correcta [ríe].
No tiene redes sociales. Sin embargo, estoy segura de que está al tanto del problema de las fake news.
Usar esto [señala de nuevo el móvil], a menos que sea para leer The New York Times o The Guardian o The Wall Street Journal, a menos que saques tu información de ellos, eres muy descuidado, porque muchas cosas son tonterías y la gente no ve más allá de eso. La gente está ansiosa de que la mientan.
Yo tengo la sensación de que estamos inmersos en una cultura en la que ya no se puede ser crítico.
Absolutamente, crítico con lo equivocado. Puedes criticar al islam, es el único objetivo que queda, lo cual me parece muy interesante. No tengo nada que decir en contra ni a favor, porque no es un tema que influya en mi vida de forma consciente. Supongo que siento lo mismo por todas las religiones, dan consuelo a mucha gente, así que, sí, no tiene nada de malo, y ya no tenemos guerras religiosas. Pero la gente se ha vuelto tan ignorante... simplemente no saben nada del pasado.
Y si no sabemos nada del pasado es imposible saber nada sobre el presente. Porque las lecciones están ahí, en el pasado, basta mirar.
Sí, están en los libros antiguos. Creo que el sistema escolar estadounidense se ha deteriorado, a no ser que vayas a una escuela privada.
Sí, todos esos libros prohibidos... ¿Qué está pasando?
No puedes leer Huckleberry Finn. Es realmente impactante.
Es una distopía.
Pronto, pronto. Y creo que es porque la gente dice: bueno, lo vi en internet, como si dijera que estaba en la portada de The New York Times. Pero creo que la base de todo esto es que las personas quieren ver vídeos de cachorros porque es divertido, a mí también me gusta verlos, pero sólo durante cinco minutos.
No quiero terminar sin preguntarle por su otra pasión, la música clásica. Ahí está la orquesta Il Pomo d’Oro [el 1 de mayo estrenará la ópera Jephtha, de Händel, en el Teatro Real de Madrid], a la que presta su apoyo. Me pregunto si la literatura es el amor de su vida y la música clásica es su amante.
Exactamente, exactamente, sí. Es el ruido furtivo, el crujido que se escucha desde el interior del armario cuando tu marido llega [ríe].
Pero no hay riesgo de que Brunetti se retire, y cuando digo él me refiero a usted, a los Alpes suizos.
No, no. Y nunca lo mataré. No me gustaría hacer infelices a todas esas personas que me siguen leyendo.
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