Un paseo crítico por la cultura y la contracultura

Luis Artigue (León, 1974) ha escogido un título muy apropiado para su última novela, porque, efectivamente, hay en ella multitud de temas que interesarán a multitud de lectores. No es el menos interesante su estructura dantesca, que enlaza, por mor del adjetivo mismo, con su revisión de la historia del cómic y del cine fantástico. En el momento que utilizamos «ficción» y «fantástico» ya generamos sus opuestos «realidad » y «verdad». Y de eso va el eje de esta novela, que ha sido calificada como «loca, inteligente y genial» por uno de sus reseñistas.

Ficción para multitudes está dividida en tres capítulos: El Paraíso, El Purgatorio y El Infierno, más un prólogo y un epílogo. Cada una de sus cinco partes viene precedida de una cita: de la Divina comedia, Jorge Luis Borges, Calvino, Paul Claudel, T. S. Eliot y Philip K. Dick, respectivamente, y un dibujo del cómic que la propia novela pudiera ser. Estas referencias nos remiten a la intención de integrar la expresión literaria y cultural de todos los tiempos en el momento presente.

El espacio mítico contemporáneo es Nueva York durante la pandemia, que convierte a la ciudad bulliciosa en «una jungla urbana casi vacía» donde «el silencio resuena como una amenaza». En este ambiente trastocado, Artigue elige un cine solitario y un rascacielos como lugares emblemáticos de su narración y la ficción como «el mejor refugio ante el mundo exterior». En la entrevista mística que Mortimer, el personaje principal e historietista famoso, mantiene en el Paraíso y el Purgatorio con la Directora de Recursos Humanos del más allá, encargada de tomar la decisión de enviarle al Infierno o de vuelta a la vida, Mortimer desgrana una «historia» del cómic (en parte real, en parte inventada) donde sostiene que tal manifestación artística y sus correlativos pulp fiction y ciencia-ficción no son sino reflejo de una sociedad que alimenta los horrores que tales géneros literarios describen, a la vez que liberan los demonios personales y culturales de quienes escriben y quienes leen. En este proceso, Artigue / Mortimer analiza la obra de Dante desde la perspectiva del creador contemporáneo; explica que solo «ha llegado al imaginario actual el Infierno porque es el que tiene credibilidad» y define el Cielo como «eso que nos muestra ‘El Quijote’: dos amigos, dos almas perdidas, que se muestran afecto en la adversidad». El Purgatorio es el espacio de la duda, de la esperanza, «cuando estamos en expectativa de destino trascendente». Para el Infierno, al que Mortimer quiere ir en busca de su padre, el autor elige a Philip K. Dick, «el príncipe del talento contracultural y de la imaginación imparable», como guía virgiliano. La representación del espacio de la trascendencia es aquí, por pura lógica, un rascacielos de Manhattan. A medida que el ascensor sube a través de los diferentes círculos de la «Comedia », mientras Mortimer y Dick dialogan sobre lo divino y lo humano, el primero va dando cuenta de las personas, reales o imaginadas, que reconoce en cada planta que recorre el ascensor. Quienes leemos nos entretenemos en pensar si estamos o no de acuerdo con la distribución y, más importante, nos paramos a pensar en el porqué.

En este proceso personal e histórico, Artigue no escatima referencias y opiniones sobre los nombres que componen el imaginario cultural en que nos apoyamos para definirnos, pero también, y esta es una gran virtud de la novela, nos abre infinidad de posibilidades para que ensanchemos nuestro pensamiento canónico y nos abramos no solo a la diversidad que siempre existió, con frecuencia invisibilizada y acallada, sino también que admitamos que nuestro mundo ha estado y está en movimiento continuo y así ha de ser nuestro pensamiento.

Luis Artigue, poeta, ensayista, articulista y narrador imaginativo y entusiasta tanto por escrito como de viva voz, exhibe aquí su conocimiento de la literatura occidental y su sentido del humor, siempre presente. Autor de siete novelas y nueve libros de poemas, ha recibido numerosos premios por sus obras literarias, entre ellos el Premio Celsius de la Semana Negra de Gijón en 2019.

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