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Ecología

Posidonia mon amour

Llull siempre recomendó paciencia como estrategia sabia

Albert Herranz. LL. HERNÁNDEZ

Somos isleños, rodeados de agua, embebidos en una relación simbiótica con el oleaje, las costas y las murmurantes aguas. Bajo ellas, vive una fanerógama marina extraordinaria, el pulmón milenario de Mare Nostrum. Por eso, se agradece que se publique un libro panorámico sobre esta planta, fundamental para la salud del Mediterráneo. La cabellera de Posidó es el último libro de Albert Herranz.

Un rato antes de escribir esta reseña, yo circulaba en bici, por la calle Ramón Llull, y un alemán en moto me ha adelantado mientras pitaba como un energúmeno. Llull siempre recomendó paciencia como estrategia sabia. El germano impaciente superaba los 45 km/h. La persecución, incluso de las mejores cosas, debe ser calmada y tranquila, ¿a cuento de qué esta batallita matinal? Por la metáfora, por la innecesaria rapidez de nuestra sociedad: ansiosa, neurasténica, estresada, y así se viven los desafíos endógenos del capitalismo tardío a golpe de calentamiento global. Esa actitud nos lleva al cuerno: desde la COP 27 la ONU declaró que «Estamos en una carretera al infierno climático con el pie en el acelerador». Y no es por ponerse cenizos, hay que reaccionar y centrarse en lo que vale la alegría (o la pena, según tu enfoque vital). Por eso, lector, no seas una persona lunática que arrambla con todo. Es por esa actitud por la que la posidonia de la que habla Herranz está en peligro.

Ahora, la ciencia de ecosistemas nos brinda un veredicto meridiano, los bosques sumergidos de posidonia modela el paisaje, las playas, frenan la fiereza de Poseidón y sus olas, es un refugio descomunal de una miríada de especies y gracias a la erosión antrópica (nuestra culpa) está menguando, a un ritmo que ronda entre el 5 y el 8 % por año. Su secuestro de CO2 es descomunal, y encima oxigena el agua, y un largo etcétera de ventajas ecosistémicas.

Albert es un activo escritor mallorquín, pero nació en Estocolmo. De pequeñito, se trasladó a la isla ensaimada. De los 12 a los 14 años, volvió a residir en Suecia.

Además de escribir y cuidar a su recién nacida hija, imparte clases de español y catalán en la Fundación del movimiento obrero sueco de Estocolmo, traduce literatura para grandes editoriales y también se dedica al cine documental. Ha dirigido la colección Plaguetes del raval, de estudios locales, y Edicions del Moixet Demagog, una joya de las nanoeditoriales con enjundia.

La cabellera de Posidó es un ensayo donde de modo coral vemos testimonios de expertos, de navegantes, de activistas, de científicos, de buceadores, de toda clase de alocados amantes del mar y sus maravillas. Tuve el honor de ser entrevistado por Herranz, pues la posidonia oceánica es también una de mis obsesiones. Bien pensado, la vida, para todos es nuestra natural obsesión. Gracias a ella respiramos, por eso, nos debemos a sus majestuosos poderes. El futuro depende en gran medida de cómo actuemos. A paso lento -no adelantando a ciclistas diletantes-, a sonrisa amplia -esperanzados por el buen hacer de nuestras hijas-, a brazada parsimoniosa mientras nos sumergimos para deslumbrarnos por el silencio submarino y la exuberancia que las aguas someras albergan y protegen.

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