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Leer a Ortega: vigencia de un pensador

Recientemente he incorporado a mi biblioteca las obras completas de José Ortega y Gasset, en la magnífica edición de Taurus de 10 volúmenes, que reúnen tanto las obras publicadas por Ortega, como aquellos textos que habían quedado inéditos tras su muerte. Cada volumen contiene una cronología del corpus textual, índice alfabético de títulos e índice de conceptos onomástico y toponímico. No es mi pretensión a lo largo de estas breves líneas ofrecer una visión erudita del eminente filósofo. Mucho y bueno ya se ha escrito sobre su obra. Tan solo quisiera compartir con los lectores de “Bellver” lo que ha supuesto para mí, un aficionado a la buena literatura y la filosofía, el encuentro con la obra de este gran pensador. Leer a Ortega, a diferencia de otros filósofos cuya obra tiene un grado de mayor abstracción y desconexión con lo cotidiano, nos permite tomar conciencia de nuestra esencial naturaleza como seres humanos, anhelantes de verdad y cultura. Sus textos irradian una actitud vital que no deja ningún tema por tratar, dotándonos de una valiosa brújula para orientarnos en nuestro poliédrico mundo, sin perder el equilibrio entre pensamiento y realidad.

Es en el segundo volumen, a través del capítulo “Verdad y perspectiva”, escrito por un joven Ortega en 1916, donde el lector recibe la primera vacuna contra el pensamiento único, los radicalismos o el escepticismo, desafortunadamente tan habituales en nuestro tiempo. Ortega afirma que “La realidad, precisamente por serlo y hallarse fuera de nuestras mentes individuales, sólo puede llegar a éstas multiplicándose en mil caras o haces”, según el punto de vista de cada cual, teniendo en cuenta que “La verdad, lo real, el universo, la vida, se quiebra en facetas innumerables…..cada una de las cuales da hacia un individuo”, recordándonos el aserto de Goethe según el que “Solo entre todos los hombres llega a ser vivido lo Humano”. Planteamientos que a nuestro juicio guardan paralelismos con el Antonio Machado de Proverbios y Cantares: “¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla”.

Con su idea de la Razón Vital, Ortega supera la oposición existente entre racionalismo y vitalismo. La razón vital es un pensamiento que integra a la propia vida, evitando así una mera abstracción que nos alejara de ella. De esta manera se integran vida y pensamiento. Se trata de un planteamiento realmente atrayente y que predispone a un cambio de actitud en quienes piensan que la filosofía es algo alejado del cotidiano existir.

Leer a Ortega es sentir el pálpito de lo que nos atañe ineludiblemente como seres humanos, que buscan poder colmar sus anhelos de conocimiento y verdad. El pensador nos dota del marco idóneo para vivir una vida en toda su plenitud existencial y cultural. Sus conocimientos sobre historia, arte, literatura, política…..nos dotan de un armazón intelectual desde el que seguir edificando nuestra visión del mundo y del hombre con un criterio fruto de una completa visión de la realidad.

Recomiendo encarecidamente la lectura de nuestro gran pensador del siglo XX, su ameno estilo, de corte periodístico, trufado de clarificadoras metáforas y una gran diversidad de conocimientos, es un auténtico festín para el intelecto y para poder enjuiciar la vida y lo humano desde un pensamiento crítico que nos permita salir airosos en estos tiempos de posverdad.

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