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Música Vista

Porno en el Principal

Contes d’Hofman. Ddm

No se me alteren, ni acudan al confesor de guardia pensando que han acudido por error a otro tipo de páginas, porque el titulo es engañoso. Esto no va de carnes trémulas que diría Almodóvar sino de algo quizá mucho menos excitante, por lo que se ve, pero a mí entender de suma importancia,

El asunto deviene de un programa de mano de una determinada representación operística a la que tuve el placer de acudir recientemente precisamente ahí, en el Teatro Principal; tengo la aberrante costumbre de leer con detenimiento todo lo que en esa pequeña partitura ilustrativa de la obra que a la que se asiste contiene. Y ahí, en aquel texto, aparece la referida palabra en la siguiente frase: una cantante enferma que muere engañada por un diabólico medico porno; leída y releída aquella frase sigo sin salir de mi asombro, pone “medico porno”, se lo juro, tengo el texto ante mis ojos. Menos mal que la providencia nos ha regalado el socorro del contexto literario y con ello el total de la frase deshace el entuerto: una cantante enferma que muere engañada por un medico por/no poder resistir la tentación de cantar; ahora si porque ahora no. Todo se basa en un letal arrejunte de la preposición “por” con el adverbio “no”; llegados a este punto la cosa se podría solucionar con el añadido de un “sic” tras lo de porno. Por supuesto que ni se me pasa por la cabeza la posibilidad de que tal desliz se deba a lo que Freud denominaba actos fallidos, por tanto la causa debe andar por otros andurriales.

Ninguna crítica para el autor de aquellas líneas, entre otras razones porque los únicos que no cometen errores al escribir son aquellos que no escriben en absoluto; jamás ninguno de los que, de un modo u otro, nos asomamos con cantidades iguales de modestia y terror a la blancura de la pagina sin letras nos atreveríamos a arrojar piedra alguna, por ello me ronda el temor que me avisa que parece que está despareciendo entre aquellos que manejan textos literarios, en cualquiera de sus capacidades, la prudente costumbre de releer los escrito, lo que se ha de publicar y a ser posible en voz alta. El corregir lo dado por bueno es sabia costumbre y la parte menos trabajosa de la labor del escribano.

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