Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Relecturas

El placer de releer

A veces sucede que retornamos a una novela ya leída hace un tiempo, pero de cuyo autor y obra ahora sabemos más, y nos encontramos disfrutando de un contexto del que antes éramos ajenos

ShutterStock

Érase una vez una historia que cada vez que volvía a ser contada despertaba nuevas emociones, desvelaba matices diferentes y mostraba pormenores que antes se habían omitido. Érase una vez una explicación que al repetirse ahondaba en detalles antes ignorados, profundizaba conocimientos y ampliaba perspectiva.

Érase, en definitiva, el placer de releer, de volver a las páginas de un libro ya explorado, que no está protegido por el misterio ni el secreto de lo que esconde en su interior porque ese baúl ya se abrió antes, un libro que no resulta revelador.

O tal vez sí.

Porque a veces sucede que retornamos a una novela ya leída hace un tiempo, pero de cuyo autor y obra ahora sabemos más, y nos encontramos disfrutando de un contexto del que antes éramos ajenos. O qué decir de ese relato que un día leímos de forma apresurada y voraz, porque la historia nos tenía en vilo, y al que tiempo después volvemos con más pausa pero igual deleite. Y ese ejemplar que quedó enterrado en la estantería y de pronto resurge ante nuestros ojos para demostrarnos que nuestra memoria es más frágil de lo que creíamos, y que hay ficciones que merecen ser narradas porque resultan como el primer día.

Y poemas que erizan de nuevo los sentidos cada vez que los pronunciamos. Y diálogos de teatro que vuelven a desplegar los personajes ante nuestra imaginación, pero esta vez en una nueva recreación. Porque por mucho que los creíamos ya dominados, en cada oportunidad se percibe algo nuevo.

A veces es la curiosidad quien nos lleva a repasar un ensayo que dimos por concluido hace años, para descubrir que sus tesis siguen tan vigentes como antaño. O al contrario, nos sorprende insinuando que la caducidad tiene fecha, y que lo que antes nos resultó clarificador, rompedor o hasta atrevido, hoy ha quedado superado por nuevos postulados. Y qué rápido pasa el tiempo.

Qué rápidos pasan a veces los libros ante nosotros, qué fugaz es a veces la lectura. Y qué satisfacción dar en ocasiones una segunda oportunidad, releer aunque solo sea, quizás, para recordar cómo éramos nosotros y qué estábamos haciendo cuando aquel ejemplar cayó por primera vez en nuestras manos. Y cómo a veces, aunque las palabras sean las mismas, nosotros las interpretamos de forma nueva o diferente, porque aunque el libro sea el de antes, somos nosotros quienes hemos evolucionado y nuestra mirada la que ha cambiado.

Compartir el artículo

stats