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Música

La estirpe Halffter

En recuerdo del gran compositor

Cristóbal Halffter. DdM

Hace tres semanas fallecía, en su refugio de Villafranca del Bierzo, el compositor Cristóbal Halffter, uno de los representantes de la Generación del 51 y de los nombres imprescindibles en la música española de la segunda mitad del siglo XX y de lo que llevamos del presente. Está en el Olimpo junto a Falla, sin duda, y entre los de su generación, en sintonía con otro gigante, Luis de Pablo. Halffter, formado en una familia eminentemente musical, con sus tíos Rodolfo y Ernesto como precedentes, fue capaz de trazar una senda original, sin deudas. En este sentido, su estirpe creativa no fue para él un lastre o un freno, sino que le sirvió de acicate para articular un lenguaje propio, en el que la vanguardia y la experimentación lograron un perfecto y, podríamos decir, armonioso maridaje con la mejor tradición de la música hispana.

Halffter ejerció enorme influencia en el ámbito español, de manera muy temprana. Tanto en la composición como en el de la dirección de orquesta –logró estar al frente de las mejores formaciones internacionales, como la Filarmónica de Berlín y en foros de primer rango como el Festival de Salzburgo, entre otros–. Su catálogo, de más de cien obras, abarca estilos muy diferenciados, desde el gran sinfonismo a la música de cámara, la religiosa o la ópera. Y en todos ellos con la mayor brillantez. Sus obras son exigentes y de un mordiente expresivo excepcional. La capacidad de Halffter para ejercer su magisterio lo ubica como uno de los músicos de nuestro país que deja un catálogo que lo sobrevivirá y que seguirá formando parte de las programaciones musicales del futuro.

Siempre me resultó curioso cómo tardó tanto tiempo en adentrarse en el mundo de la ópera. Después de una ya larga carrera en la que cultivó los más diversos géneros, con la excelencia como común denominador, la lírica no llegaría hasta el siglo XXI, con el estreno en el teatro real de su Quijote, que presentó en el teatro Real de Madrid con libreto de Andrés Amorós. Luego llegarían otros encargos en la Ópera de Kiel, Lázaro y La novela de ajedrez sobre la obra homónima de Stefan Zweig. Ahí dejó ver su preocupación por la nefasta evolución de los derechos humanos. Lo hacía con autoridad porque la Organización de las Naciones Unidas le encargó en 1968 la cantata Yes, Speak Out para conmemorar, precisamente, el veinte aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Tuve la suerte y el privilegio de conocerlo desde hace un par de décadas, a través de su hijo, el magnífico director de orquesta Pedro Halffter. Mantuvimos varias e intensas conversaciones sobre música , en compañía también de su mujer María Manuela Caro –Marita–, pianista y una profunda conocedora de la música española. Halffter, cercano y especialmente comprometido con nuestra música, deja un legado inmenso, una obra de alcance internacional que permanecerá en el tiempo. Además, él fue generoso en el impulso de cursos y actividades en las que ejerció gran influencia en las nuevas generaciones de músicos españoles.

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