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Urbanismo

Calles, barrios, esquinas… | Aprender a pensar el urbanismo

Es necesario aprender a pensar el urbanismo como algo más allá de la materialización de una idea arquitectónica

Manuel de Solà-Morales. TWITTER

Manuel de Solà-Morales (1939-2012) fue un arquitecto y urbanista que a pesar de dedicarse de forma intensiva a la creación, la reflexión y la enseñanza, dejó escasas publicaciones en libro, apenas el volumen conjunto De las cosas urbanas del que fue editor y sus Diez lecciones sobre Barcelona, mientras diseminó su pensamiento en variados artículos, conferencias o ponencias que ahora ha reunido Oriol Clos bajo el título Miradas sobre la ciudad, en una recopilación de treinta y un textos que conforman un libro antológico y biográfico de divulgación de sus ideas a manera de reconocimiento y homenaje, dignamente conseguido.

La reflexión de Manuel de Solà-Morales en ese recorrido evolutivo desde sus lejanos escritos de 1969 a los últimos de 2011, siendo el breve artículo final el último que escribió antes de su muerte, ofrecen una muestra de coherencia y por supuesto de crecimiento en el razonamiento de un intelectual que analiza todos los puntos de vista en la teoría sobre la conformación de la ciudad. ¿Cambio o identidad?, ¿flujos o lugares?, son cuestiones que se plantea analizando la visión de la ciudad postmoderna de la mano de Parménides y Heráclito, ya que «la ciudad como pensamiento discursivo supera a la ciudad objeto».

Calles, barrios, esquinas… Aránzazu Miró

El libro está ordenado por bloques temáticos que se corresponden con la disposición cronológica de los textos, y que propondrán un primer acercamiento a las distintas teorías desplegadas sobre el estudio de la ciudad, porque solo el conocimiento previo permite comenzar a pensar de otra manera la ordenación de la ciudad, ese «orden y equilibrio» en que entiende que debe organizarse la ciudad desde los parámetros no solo arquitectónicos sino mucho más allá. La ciudad propuesta como una red de lugares independientes, en referencia a las cosas –esas cosas urbanas en que tanto hincapié hará en los últimos años– más allá de las estructuras; de ahí a las intraestructuras a cambio de infraestructuras.

Es cierto que los textos denotan su condición fragmentada, pero a pesar de ello, la lectura del conjunto ofrece un panorama unitario de la visión de la ciudad de Solà-Morales. En unos textos incide en unos elementos, dedicando los siguientes a otros, para proponer una visión global unificada de su idea de ciudad, esa forma construida desde el paisaje tanto como desde la arquitectura. En Barcelona y Catalunya es donde mejor ejemplifica su visión, pues ha sido el escenario mayoritario de su desarrollo. Especial el interés hacia la figura y la obra de Ildefonso Cerdà, de quien expone la vigencia de su pionera Teoría general de la urbanización y a quien elogia en la práctica del trazado del ensanche barcelonés, capaz de mantener la tensión dialéctica continua entre concepto y forma.

El recorrido que va de Cerdà al nuevo barrio en crecimiento barcelonés 22@ sirve a Solà-Morales para explicar las dos cosas que hacen ciudad: una infraestructura de soporte (que el plan Cerdà propuso ya hace ciento cincuenta años) y una idea de urbanidad, como aquella mezcla de usos: oficinas, viviendas y equipamientos públicos, en ese concepto de la diversidad que propone como archipiélago de cosas urbanas, en que el urbanismo debe alcanzar la ciudad como derecho, pero también la ciudad como bien, en donde «hacer metrópoli es una idea integradora que implica prioridades, jerarquía de intenciones, desequilibrios.» En definitiva, propone Solà-Morales su visión del urbanismo como esa imagen mental apoyada en un soporte físico.

La idea principal del libro es la necesidad de aprender a pensar el urbanismo como algo más allá de la materialización de una idea arquitectónica, pero también comprehendedora de la visión arquitectónica de las infraestructuras urbanas; nos lo muestra en los dos ejemplos del brevísimo pero interesante artículo con que concluye el libro: ¿Infraestructura? ¿Arquitectura?: la visión de las rampas urbanas o los puentes, en principio infraestructuras necesarias, reconvertidas en proyectos arquitectónicos.

«El urbanismo ha de fijar un apoyo físico y enseñar una idea» podría ser el resumen de un libro cuya lectura resulta amena y clara. El libro que presenta Acantilado surge de la selección y edición de los textos de quien fuera compañero en docencia del autor, Oriol Clos, y viene acompañado de un prólogo del reconocido arquitecto Rafael Moneo, quien se manifiesta unido a Manuel de Solà-Morales en la predilección por la localidad mallorquina de Artà donde ambos han establecido su refugio.

Mallorca tiene presencia propia en uno de los artículos seleccionados, El territorio de Mallorca, ¿arròs brut o paella?, publicado en el Diario de Mallorca que nos acoge el 16 de diciembre de 1998. «Las carreteras no marcan casi ninguna jerarquía al paisaje» –dirá–, en un recorrido por el desorden de una isla que transita desde los años setenta, en que destaca la sabiduría arábiga para manipular la topografía y el gusto italiano que se manifiesta en la claridad clásica del espacio, pero en la que reconoce esa recomposición realizada por piezas, en ese exceso de individualismo, que le lleva a diagnosticar que «el determinismo del aprovechamiento inmediato genera un bodrio».

Calles, barrios, esquinas…

Calles, barrios, esquinas… Aránzazu Miró

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