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Cómic

Asterix. Nostalgia del hogar

Hace 60 años se publicó el primer Asterix. Me refiero al álbum, ya que el personaje había aparecido en la revista Pilote en 1959. En la última década otras creaciones de Uderzo y Goscinny han protagonizado un interesante rosario de publicaciones

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Todos los caminos llevan a Asterix

Con motivo del aniversario, la delegación de la UNED en Palma organizó en febrero un ciclo de conferencias: «Asterix, el mundo romano visto desde los tebeos». Coordinaban Francesc Mesperuza Rotger y la profesora Antònia Soler Nicolau, con la colaboración de Nivola Uya. Tuve ocasión de presentar una ponencia y así contar con una excusa para releer todos los Asterix. El talento de sus creadores va mucho más allá del pequeño galo. Varios libros permiten reconstruir el camino que les llevó hasta él. Como la biografía René Goscinny los primeros pasos de un guionista genial (Norma, 2007). Hijo de judíos polacos, solo pasó dos años en Francia antes de emigrar a Buenos Aires, donde transcurrió su infancia, una etapa de su vida absolutamente feliz. La tranquilidad se interrumpió con la llegada de la guerra y las primeras noticias sobre familiares desaparecidos. Uderzo era hijo de padres italianos y no obtuvo la ciudadanía francesa hasta los siete años. Durante la ocupación se refugió en Bretaña, huyendo de los nazis. En 1943 Stanislas Goscinny murió repentinamente de un infarto cerebral y el joven René se puso a buscar trabajo. Luego se trasladó con su madre a Nueva York, donde residía un familiar. Para mantener su ciudadanía francesa tuvo que volver a Francia para hacer el servicio militar. Regresó a Nueva York con la intención de ganarse la vida como ilustrador. En 1948 conoció a varios autores muy influyentes en su forma de entender el humor: Kurtzman, Severin, Elder... No conseguía encargos y malvivió en uno de los peores barrios de la ciudad. Uderzo, mucho más dotado para el dibujo, picoteaba en diferentes series, con personajes como el forzudo «Belloy».

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En 1949 la suerte de Goscinny cambió. Se encontró con Jijé, uno de los grandes maestros del cómic franco-belga, de vacaciones en USA. El dibujante le presentó a Morris, con quien más tarde colaboraría en Lucky Luke. También entró en contacto con Georges Troisfontaines, un vividor al que le gustaba irse de farra con tipos divertidos como Goscinny. «Si pasa usted por Bélgica, venga a saludarme que le daré trabajo». Dicho y hecho, allá se plantó René, para espanto del editor. Finalmente lo mandó a dirigir su sucursal en París, donde coincidió con Uderzo. Conectaron de inmediato, unidos por un mutuo amor a «Popeye» y las películas del cine cómico mudo. Albert se había pasado una temporada en Bruselas, trabajando para la agencia International Press de Yvan Chéron, que compartía oficinas con la World’s Presse, dirigida por su cuñado, Troisfontaines. El dibujante dormía en el estudio, junto con otros como él. No aguantó mucho en aquella galera de esclavos. Cuando se encontró con Goscinny, vivía y dibujaba en casa de sus padres. Pronto planearon proyectos juntos pero en 1952 René tuvo que volver a los USA, por encargo de su editor. Llevaba consigo la primera versión de Oumpah-Pah, que no interesó a nadie. Los amargos rechazos se explican muy bien en la introducción a Todo Umpa-pá (Salvat, 2012). Cuando Goscinny volvió a Francia abandonó el dibujo, concentrándose en los guiones. Sus colaboraciones con Uderzo serían cada vez más perfectas.

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Especial relevancia tienen sus series para La Libre Junior: el pirata humorístico «Jehan Pistolet» (1952-1956), «Luc Junior» (1954-1957) y «Bill Blanchart» (1954-55). El primero fue el que más duró y puede revisarse en el integral Todo Juan Pistola (Salvat, 2014). Ambientado en el pasado, adelantaba el tono de «Asterix», pero sin refinar. Tanto el arte de Uderzo como el genio cómico de Goscinny debían afianzarse hasta dar con la fórmula que les aseguraría el favor del público. Todo Luc Júnior (Salvat, 2020) recopilaba las aventuras de este personaje y también las de «Bill Blanchart», la única serie realista que hicieron juntos. Luc Junior estaba ya muy bien construido aunque no complació al editor. Todos querían replicar el éxito de Tintín. Goscinny imaginó un joven periodista que corría aventuras por el mundo y el espacio. Pero su vis cómica lo alejaba del canónico modelo belga y eso no convencía a sus patrocinadores. La serie se mantiene muy fresca y contiene episodios tronchantes como el del viaje a Marte. Los dos amigos también colaboraron con otros creadores. En 1955 Goscinny escribió bajo el seudónimo de Agostini Le Petit Nicolas para Le Moustique, con dibujos de Sempé. Ese mismo año se publicó El ferrocarril en la pradera, su primer episodio de Lucky Luke, que le abrió las puertas de Spirou, la prestigiosa revista belga.

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La suerte se les acabó en 1956. Por entonces los editores tenían todo el poder y abusaban de él. Goscinny decidió montar un sindicato. El 10 de enero se reunieron en un café de Bruselas y firmaron un acuerdo, entre otros: Charlier, Goscinny, Uderzo, Franquin, Morris, Gillain, Will, Rosy... Esa misma noche dos de los presentes fueron con el cuento a sus editores. Troisfontaines se encolerizó, despidiendo a Paape, Forton y Goscinny. Sus compañeros amenazaron con irse si no eran readmitidos. Troisfontaines cedió, excepto en el caso de Goscinny, afirmando que nunca volvería a trabajar en los comics. Uderzo y Charlier se fueron con él. De la noche a la mañana los tres se quedaron sin trabajo y sin ingresos. Juntos, con el publicista Jean Hébrard, fundaron una empresa formada por dos agencias, ÉdiFrance y ÉdiPresse. Pasaron dos años muy duros, en la lista negra de los editores, sin encargos de cómic y viviendo de la publicidad. Charlier llegó a trabajar como vendedor puerta a puerta. Yvan Cheron, con quien todavía mantenían relaciones, les pasó Pistolín, una revista patrocinada por los chocolates Pupier, que les sirvió como ensayo general para la futura Pilote. Uderzo y Goscinny sustituyeron a Godard al frente de la serie «Benjamin et Benjamine» en la revista Benjamin (1957-1959). Sus aventuras se recopilaron en Todo Benjamín y Benjamina (Salvat, 2018), incluyendo también La familia Borrego (luego Cordero) y su primera colaboración para la revista Tintin, «Poussin et Poussif» (1957-1958), una trepidante serie de humor, una breve pero maravillosa joya. Goscinny llegó a escribir guiones para quince series con catorce dibujantes diferentes (Franquin, Bob de Moor, Tibet...). Para Tintín recuperaron «Oumpah-Pah» (1958-1962), un éxito desde su primera aparición y que durante siete años había sido rechazado por editores franceses y americanos.

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Éxito y fracaso de Pilote

Tras varios ensayos previos fundaron la revista Pilote (1959-1989), una cooperación entre Radio Luxembourg y Édifrance / Édipresse. En dos años ya competían en ventas con Tintin. Su primera idea para la revista fue una adaptación del clásico medieval Roman de Renart, una fábula protagonizada por un zorrito. Desafortunadamente se le había ocurrido antes a otro dibujante así que Uderzo y Goscinny buscaron una alternativa, en una acalorada reunión de urgencia en el verano del 59. Querían algo «típicamente francés». Las guerras entre galos y romanos era lo primero que se enseñaba en la escuela francesa. Y a Uderzo le complacían los paisajes bretones que había conocido durante la guerra y tener la oportunidad de representar el legado de sus antepasados italianos. Asterix el galo no fue la única serie que crearon para la publicación. Goscinny escribió Jacquot le Mousse, con dibujos de Godard. Por su parte Uderzo dibujó Tanguy et Laverdure, una fantástica serie realista con guión de Jean-Michel Charlier. Su creación se explica de forma amena en el imprescindible Tanguy y Laverdure 1 - Edición Integral (Ponent Mon, 2014). Durante varios años Uderzo dibujó simultáneamente «Asterix», «Tanguy» y «Oumpah–pah». Aunque contaba con la inestimable ayuda de su hermano en las tintas, finalmente concentró todos sus esfuerzos en el pequeño galo.

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Como muy bien se cuenta en la espectacular edición facsímil Asterix el galo (Salvat, 2016), las primeras ideas parecían duplicar las características de «Oumpah-Pah». El héroe sería un fortachón, un modelo clásico como los que Uderzo había dibujado con anterioridad. Goscinny se opuso, quería a un tipo bajito y feo, normal pero inteligente. Uderzo mantuvo sus primeros bocetos y el forzudo pasó a ser el comparsa del héroe, el noble bruto Obelix, que a menudo le arrebataba el protagonismo cómico a Asterix.

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Las aventuras del galo se serializaron en Pilote y luego se recopilaban puntualmente en álbumes, con unas ventas siempre crecientes. Goscinny, como director de la revista, siguió escribiendo para otros dibujantes como Cabu (muerto en el atentado a Charlie) o Gotlib. No había olvidado los tiempos en los que los editores lo menospreciaban y cuando podía ayudaba a los jóvenes artistas. La lista de colaboradores de la publicación es impresionante, a muchos se les dio allí su primera oportunidad: Reiser, Fred, Giraud, Bretécher, Forest, Mézières, Tardi, Lob, Bilal, Druillet, Pétillon, Cabanes, Gotlib, Lauzier, Mandryka, Gillon, Margerin... Algunos abandonarían más tarde Pilote para fundar sus propias publicaciones: Hara-Kiri, L’Écho des savanes, Le Canard Enchainé, Charlie, Metal Hurlant...

En 1968 tuvo lugar un desencuentro entre aquellos jóvenes y su patrón, Goscinny. Animados por el clima revolucionario reinante, le convocaron en un café donde le sometieron a un auténtico «juicio popular». Para el guionista fue un episodio humillante e injusto. Moebius confesaba cierto antisemitismo en su relación con él. En cierta ocasión le acusó de «preocuparse solo por el dinero». También declaraba que así como a él le gustaba ser siempre diferente, le parecía que Goscinny solo buscaba encajar, pasar desapercibido.

Lo cierto es que el tema de la envidia y las rencillas abundaba en Asterix, era un asunto sobre el que Goscinny volvía de forma obsesiva. Las peleas no eran siempre contra el enemigo exterior sino entre familiares y vecinos. El viaje, que daba sentido a Tintín, no tenía tanta importancia en Asterix. Viajaba para volver a casa y celebrarlo con un buen banquete. Como judío errante Goscinny idealizaba un hogar necesario adonde regresar y ser reconocido. Pero, al tiempo, identificaba los rasgos que corrompen y arruinan la convivencia: los rencores, los celos... Están locos estos romanos... como los galos.

En 1977 el guionista murió inesperadamente de un ataque al corazón en la consulta de su médico. Estaba bastante amargado por sus ocupaciones directivas en un mundo post-68 que ya no era el suyo. Seguía una dieta poco recomendable y su ingesta de vino era copiosa. Le sometieron a una prueba de esfuerzo para ver qué tal aguantaba su corazón y no aguantó, en una práctica que la medicina moderó en adelante. Uderzo estaba dibujando Astérix en Bélgica (1979). A partir de la página 28 se ponía a llover y nunca aclaraba del todo. El dibujante siguió creando álbumes de Asterix, encargándose él mismo de los guiones. Murió de un ataque al corazón en su casa de Neuilly-sur-Seine el 24 de Marzo 2020, con 92 años.

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