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En los tiempos antes del covid

Bárbara Blasco y lo que Dicen los síntomas

Bárbara Blasco. YOUTUBE

Dicen los síntomas, la tercera novela de la valenciana Bárbara Blasco, viene avalada por el XVI Premio Tusquets Editores de Novela, concedido hace escasamente dos meses por un jurado presidido por Almudena Grandes. La obra se desarrolla casi enteramente en una habitación de hospital donde agoniza el padre de la protagonista, única narradora. Una muerte lenta e inexorable induce en los convivientes todo tipo de reminiscencias de momentos buenos y malos, de frases dichas y de frases no pronunciadas. La biografía del moribundo se entremezcla, como no puede ser de otro modo, con la autobiografía de su hija; ésta experimenta, por lo tanto, muchas dudas existenciales y se enfrenta a su edad, que roza ya la cuarentena, y a un futuro que ahora se le presenta determinante. No en vano hemos oído decir muchas veces que se vive en la adolescencia hasta que mueren nuestros progenitores, entonces la vida se nos echa encima.

La novela está plagada de reflexiones sobre el cuerpo que habitamos, muchas de las cuales vienen refrendadas por citas literarias, como las experiencias de Susan Sontag o de Francisco Umbral, entre otros. Pero es la propia Virginia quien concluye que “el cuerpo enfermo expulsa temporalmente al yo” y que “nada como el anormal funcionamiento de un órgano, un bulto foráneo […] para que el mundo ahí fuera se transforme”, y es que la vida en el hospital, sea como paciente o como acompañante, constituye un microcosmos que te hace olvidar que hay otra vida de puertas afuera. Correspondientemente, cuando estás fuera no te acuerdas de que existe el universo de la enfermedad. En la cama de al lado yace un hombre desconocido, de conversación parca pero ilustrada, con el que Virginia descubre la ternura de la proximidad y del amor físico, con quien desgrana el significado de la belleza, de la soledad y del lenguaje, y también el valor del silencio. “La mayoría de la gente concibe el silencio como un lapsus pasajero hasta que encuentra la palabra precisa que reinstaure el orden natural”, pero el silencio se puede instaurar en una relación humana como un valor en sí mismo.

Dicen los síntomas constituye, contra lo que pudiera parecer, una novela viva, variada y de agradable lectura. La habitación de hospital no está invadida por extraños que violentan nuestro cuerpo y nuestra intimidad, sino que se experimenta como un espacio sosegado, apartado del mundanal ruido y, por tanto, un lugar de sanación del espíritu. Aún no había llegado la pandemia, con sus apremios y su fatalidad, cambiando radicalmente la vida de los hospitales y la apreciación que la gente teníamos de ellos. Quizás en el momento presente se haya hecho cierta la consideración de Bárbara Blasco en su novela, de que “Aún es una palabra hermosa, aún es el único tiempo posible”.

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