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Juego de Plutarco

De Poniente a Roma, los paralelismos entre el mundo romano y Juego de tronos

Aurora López Güeto.

La profesora y escritora Aurora López Güeto, especialista en Derecho Romano, ha escrito un libro que demuestra que ni el Derecho Romano es un asunto extraterrestre que solo sirve para torturar a los estudiantes de leyes, ni series como Juego de tronos son un chicle para los ojos que se tiran a la basura en el momento en que pierden sabor, ni los recovecos de las relaciones entre el Derecho Romano y Juego de tronos (entre Roma y Poniente) están solo al alcance de los especialistas en Derecho o están reservadas en exclusiva a los frikis de las series televisivas. En De Poniente a Roma. La huella clásica en Juego de tronos la profesora López Güeto se propone demostrar que, bajo una estética medieval, el Derecho de los Siete Reinos es puro Derecho Romano. Lo consigue casi siempre. Pero cuando el intento hace agua (la autora reconoce, por ejemplo, que no encontró ejemplos del ejercicio de la tutela en Juego de Tronos, así que la institución no parece estar arraigada en Poniente) en realidad no importa porque el libro está escrito con tanto conocimiento y pasión que lo que se dice nos distrae de lo que no encaja.

Aurora López Güeto sostiene que las vicisitudes de los protagonistas de Juego de tronos encajan con el Derecho de los romanos, en especial lo que se refiere a la situación jurídica de las mujeres romanas. Parecidos razonables y tan razonados, al menos, como los parecidos que encuentra el gran Plutarco en sus Vidas paralelas entre famosos personajes griegos y romanos. Tan razonados e igual de entretenidos, documentados, amenísimos y sugerentes. De Poniente a Roma es un libro escrito por una seguidora confesa de Juego de tronos y una estudiosa comulgada con el Derecho Romano. Y viceversa. Conviene haber visto la serie de HBO para sacar más jugo a los comentarios de la autora, pero los que sabemos de Derecho Romano solo lo que aprendimos en el cine o con la serie Roma podemos seguir el hilo que deja caer la profesora López Güeto sin miedo a perdernos en el laberinto. El libro es delicioso de principio a fin, y riquísimo en detalles, ideas y opiniones que el lector reconoce como suyos en el momento en que los lee. Me explico.

No hay mucha química entre los actores que interpretan a Jon Nieve y Daenerys Targaryen. Caramba. ¡Es cierto! Lo sabía, pero no lo supe hasta que leí De Poniente a Roma. Hay más. Tyrion Lannister es el único personaje de Juego de Tronos que ha tratado de manera más o menos profunda a todos los demás, y es un Séneca sin estoicismo que quiere guiar a su sanguinario e irreflexivo sobrino como el filósofo cordobés con Nerón. ¡Eso es! Un Séneca sin estoicismo. ¡Lo sabía! Más. Cersei Lannister es muy mala, y es imposible aportar hechos que la defiendan o que eximan sus actos, así que puede que la elección de Lena Headey para encarnarla justifique la atracción que produce. De acuerdísimo. La ciudad de Braavos recuerda ligeramente a Venecia, sus canales, callejuelas, picaresca, decadencia y poderío económico. Bien. Me habría gustado saber más de la infancia de Brienne de Tarth, y de cómo consiguió, siendo tan machista la sociedad de Poniente, obtener el permiso para recorrer el mundo sola y vestida con armadura. Y a mí. Y seguro que a usted. Aurora López se apoya en un hecho tan enorme y evidente que suele pasar desapercibido: los guionistas de Juego de tronos escriben a sus personajes grandes diálogos. No son (solo) los efectos especiales, ni las extraordinarias localizaciones, ni las inteligentes campañas de promoción, ni los presupuestos deslumbrantes. Son los guiones.

Y, claro, Roma. Ned Stark encarna a quien los romanos llamaron el “bonus vir”: valeroso, frugal, estricto. La más romana de las muertes de Juego de tronos es el apuñalamiento de Jon Nieve, al que muchos de los Guardias de la Noche consideran un tirano que ha traicionado sus principios al aliarse con los salvajes (la escena de la muerte de Jon Nieve se rueda, casi milimétricamente, como la muerte de Julio César en la serie Roma). Vemos rastros del paterfamilias romano en personajes como Tywin Lannister. La ley de los XII Tablas (siglo V a. C.) permite matar nada más nacer al hijo monstruoso, y ¿cuántas veces le dice Tywin Lannister a su hijo deforme que debió deshacerse de él al nacer? La cripta Stark es más que un panteón: es un foco de culto como el de las familias romanas, que también rendían culto a sus muertos, como si nunca abandonaran la vida doméstica. Margaery Tyrell, antes de casarse con Joffrey, visita un orfanato en Desembarco del Rey y entrega a los niños unas figuritas de madera para que recuerden a sus familiares difuntos, y en los altares de las casas romanas se representaba de ese modo a los antepasados. Fascinante.

Las vidas paralelas de Roma y Poniente habrían encantado a Plutarco.

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