Para hablar de la poesía en prosa es necesario hablar de Platero y yo, una de las obras más famosas y destacadas de, si se me permite, uno de los mejores poetas españoles (o incluso el mejor) del siglo XX, lo que le hizo meritorio del Nobel de Literatura de 1956.
Los poemas tienen la forma de conversaciones y anécdotas que mantiene el autor consigo mismo y con Platero, un burrito de color plata, fiel compañero a lo largo de toda la obra. La acción transcurre en Moguer, pueblo natal del autor, y a lo largo de 138 poemas hace vibrar su prosa viva y ligera.
Destaca de su escritura la suavidad y la delicadeza, en ocasiones, casi como si estuviera en un sueño. Fruto del regreso a su pueblo y de las memorias que despiertan en el autor el retorno al lugar de su infancia, los paisajes son coloridos y llenos de vida, representado por la cantidad de animalillos y plantas descritos.
Pese a que se suele considerar un libro infantil, por lo sencillo de su lenguaje y su facilidad de lectura, como libro fundamental y clásico que es, lo recomendaría también para adolescentes y adultos ya que, aunque probablemente lo hayan leído o se lo hayan recitado en la infancia (es una forma perfecta para introducir la poesía a los más pequeños); un recordatorio de vez en cuando siempre es agradable.
