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Trilogía

Torbellino de la memoria

Charlotte Delbo conjuga detalle y síntesis, prosa y poesía, en los dos primeros volúmenes de su trilogía sobre Auschwitz

Charlotte Delbo.

Se cumplen 75 años de la liberación del infierno de Auschwitz El testimonio del Holocausto es omnipresente en la literatura. Destaca siempre la voz de Primo Levi. Pese a esta profusión testimonial nadie puede dejar de conmoverse con la trilogía de Charlotte Delbo, miembro de la resistencia francesa frente a la ocupación alemana, que el 24 de enero de 1943 fue trasladada a Auschwitz Birkenau en un convoy junto a otras doscientas treinta mujeres, después de haber sido testigo del fusilamiento de su marido en la cárcel parisina de La Santé. Delbo, hija de inmigrantes italianos, se había afiliado al movimiento de las Juventudes Comunistas y era secretaria del teatro del Athénée cuando fue detenida por las brigadas especiales de la policía francesa que colaboraban con los nazis. Superviviente de Auschwitz, en 2013 la fecha en que se cumplía el centenario de su nacimiento fue desempolvada en Francia la trilogía donde cuenta sus veintisiete años de cautiverio en “un lugar antes de la geografía”, donde la vida no es lo que solía ser hasta entonces y a partir de ello ya no debería volver a serlo jamás. Libros del Asteroide ha publicado ahora bajo el título Ninguno de nosotros volverá agrupados los dos primeros volúmenes de una memoria que encierra dolor y belleza al mismo tiempo, junto a un retrato profundo de la banalidad más cruel y descarnada del género humano. En muchos momentos del texto la magia de la literatura imprime vida a unos personajes que vienen a remover las aguas de la vida permitiendo que las sombras del pasado se conviertan en los fantasmas del presente.

Campo de concentración

Ninguno de nosotros volverá seguido de Un conocimiento inútil es literatura en estado puro. Mezcla pasajes en prosa y verso, prosa poética y poemas en prosa. El conjunto modela el texto que cambia en cada página. Los poemas, que se alternan con la prosa, suspenden por instantes el progreso de la narración y sirven de contrapunto anímico del relato. Conectan la experiencia, la escritura y la lectura; permitiendo que crezca la dimensión poética del lenguaje. El estilo conciso y puro de Delbo confiere una intensidad extrema y conmovedora, concilia llanto y susurro su pulso narrativo, descripción detallada y síntesis, confianza íntima y una descripción inigualable de la pesadilla. Las ciénagas, la llanura helada. “Hay un momento en que el frío se agarra más húmedo a los huesos, más crudo. El cielo clarea. Es de día. Dicen que es de día” (pag. 68). Delbo escribió Ninguno de nosotros volverá urgentemente en un cuaderno que transpira una agitación constante de la memoria, refleja el diario en el campo en primera persona del plural: la solidaridad entre las mujeres, la complicidad de los polacos o la amistad de los hombres que viven allí sus penurias. En el segundo volumen, escrito veinticinco años después del primero, la descripción se vuelve aún más melancólica. Delbo, probablemente todavía dolida por la ausencia de su compañero fusilado, Georges Dudach, proyecta su sensibilidad sobre los compañeros masculinos. “Experimentábamos una profunda ternura por los hombres. Los veíamos dar vueltas en el patio, durante el paseo. Les lanzábamos notitas por encima de la alambrada, burlábamos la vigilancia para intercambiar palabras con ellos. Los amábamos. Se lo decíamos con los ojos, nunca con lo labios. Les habría resultado extraño. Habría sido como decirles que sabíamos lo frágiles que eran sus vidas…” (pag. 163). De paso, los poemas se van intercalando en la narración: “De amor y de dolor/ se secó mi corazón/ De dolor y de amor/ se agostó día a día”.

Un año más tarde, Delbo terminaría la tercera parte en la que relata el regreso a una vida que ya no le pertenece. Ninguno de nosotros volverá concluye con que “ninguno de nosotros debería haber vuelto” como reza en el encabezamiento de Un conocimiento inútil. Es una escritura desgarradora y utilísima la que reconstruye su recuerdo.

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