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Historia reciente

De la primera nómina del general a los “papeles de Panamá”

La familia Franco S. A. indaga en los negocios de los descendientes del dictador

Mariano Sánchez Soler.

Entre los innumerables trabajos de investigación de Mariano Sánchez Soler destaca Villaverde, fortuna y caída de la casa Franco, que derivó a una pesquisa más profunda en 2003, con Los Franco S. A. Estos dos últimos trabajos son la base del libro que acaba de llegar a las librerías, La familia Franco S. A. Una investigación que parte de la primera nómina que cobró el general Franco hasta los papeles de Panamá. El libro abarca ocho décadas de la historia de España, desde que Franco se instala como dictador al finalizar la guerra, hasta el 24 de septiembre de 2019, cuando el tribunal supremo avaló la exhumación del Valle de los Caídos.

La austeridad del dictador era propaganda del régimen, nos dice Sánchez Soler. Una muestra es que en el libro destinado a un público juvenil, España es así (1953), de Agustín Serrano de Haro, se vierte esta afirmación: “Franco es austero. Cobra actualmente en un mes menos de lo que cobraba en un día el presidente de la república”. Sin embargo, ese mito de la austeridad será cuestionado hasta por los “camisas viejas” que se sumaron al golpe de Estado e hicieron la guerra con él. Así, recoge estas manifestaciones de Agustín Muñoz Grandes, el que fuera primer general de la División Azul: “Yo no sé lo que pasa allí, pero antes eran de una absoluta austeridad y esta era una de las mejores cualidades que tenían. Hoy eso ha desaparecido de un modo alarmante”. O las de su asesor Vicente Gil, que lo veía rodeado de aduladores y canallas: “¡Mucho lujo, mucho lujo y ostentación! Y eso le está dañando mucho!”. El autor nos dirá al respecto: “Diez años después de la victoria utilizaban el patrimonio nacional como una propiedad privada […] palacios, jardines y edificios históricos se convirtieron en lugares exclusivos donde la familia creció y se multiplicó con tantos privilegios como Fernando VIII” (p. 60). Luego vendría la cesión del Pazo de Meirás, el 5 de diciembre de 1938; las gestiones en la adquisición de la finca de Valdefuentes, diez millones de metros cuadrados escriturados ante notario el 4 de octubre de 1951, que fueron el coto de caza del dictador y que se alquilaron posteriormente para el rodaje de La escopeta nacional de Luis García Berlanga en 1978 y de otra docena de películas de bajo presupuesto como Sobrenatural. Una finca que su recalificación posterior permitió construir 5.000 viviendas, un centro comercial y un polígono industrial.

Las investigaciones de Soler nos mostrarán una cadena de favores, de tráfico de influencias, que permitieron al dictador y a su familia codearse con la flor y nata del capitalismo europeo, como fue el caso en 1952 de Ernesto Koplowitz Un situación que permitió a Pilar Franco, que cobraba 190 pesetas como viuda, comprarse una residencia valorada en doce millones, un piso para cada uno de sus diez hijos, una finquita en A Coruña y algunos títulos en acciones bursátiles. Todo esto irá construyendo el “clan del Pardo”, un triángulo compuesto por los Franco, los Polo y los Martínez-Bordiú.

De toda esa profunda investigación, uno se queda con cuatro fechas: el 20 de noviembre de 1975, muerte del dictador y comienzo de la decadencia; el 7 de abril de 1978, cuando Carmen Franco Polo es retenida en el aeropuerto al descubrir las medallas de oro que pensaba evadir a Suiza, ese era el fin de los privilegios; el 6 de febrero de 1988, con la muerte de Carmen Polo, La Señora, fue el fin del lazo de unión de todos; y el 29 de diciembre de 2017, con la muerte de Carmen Franco se terminó el punto de fusión de dos épocas. Luego vendrían Cristóbal Montoro y Hacienda a inspeccionar los bienes de la familia.

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