La historia de la mentira es tan antigua como la humanidad. Llamarla fake es solo estandarizar la intención y la aceptación por parte de todos de esa realidad viciada, aunque competente. La publicación de La competencia de lo falso de Jorge L. Marzo, pone en evidencia el uso y el abuso de este modelo comunicativo cuyos tentáculos alcanzan toda la esfera relacional. Desde las esferas políticas, económicas, personales y sociales, la falsedad se extiende como un virus cuya contaminación amenaza toda la esfera global.
El libro de J.L. Marzo resulta un compendio de muchas de las aberraciones informativas desplegadas desde cualquier medio, no solo social, también comunicativo (prensa, radio, televisión), expandido sin contemplaciones ni, por supuesto, verificación alguna. Escrito como si de una tesis se tratara, el libro describe con minuciosa precisión y documentación, hechos, acciones y referencias sobre las cuales existen comprobantes documentados sobre el supuesto engaño o fraude informativo.
El propósito de J.L. Marzo no es tanto denunciar estos engaños sino documentarlos y poner en evidencia esos procesos "creativos" sobre una determinada noticia, información o imagen, surgida, eso si, en determinados ámbitos ya sean gubernamentales, opinadores, "influencers" y medios públicos o privados. Con el subtítulo "Una historia del fake", el trabajo del autor se centra especialmente en el ámbito de la Cultura, de ahí que ocupe el primer capítulo de la obra y destripe con precisión la autenticidad, la autoría, la impostura, el simulacro, en los ámbitos de la representación, la producción cultural, la comercialización o la manida posmodernidad.
Forma parte de la historia el conocido fake de Orson Welles con la invasión marciana narrada con vehemencia por la radio en 1938 y la dirección en 1974 de "F for Fake" en la que presenta al famoso falsificador Elmyr d'Hory, que murió en Eivissa en 1976. Ciertamente, la historia contemporánea está plagada de ejemplos. El libro de J.L. Marzo analiza minuciosamente muchos de ellos y documenta otros menos conocidos o silenciados. No es de extrañar que el prólogo lo firme un reconocidos Faker profesional, el artista Joan Fontcuberta, en esa presentación explica alguno de sus proyectos en los que adquiere una nueva identidad sobre la que ha elaborado un eficaz discurso artístico y crítico.
En esas mismas páginas, exhibe una fotografía captada en una reunión gubernamental norteamericana durante la captura de Bin Laden. Pese a la aparente veracidad de la imagen, ya hay quienes ponen en duda toda la gloriosa y aplaudida operación. Pese a las dudas, en el último capítulo de la quinta temporada de House of Cards puede verse a los actores representando esa misma imagen de la serie. ¿Fake o verdad? Para J.L. Marzo, se trata de una reconstrucción a la que él lo llama con acierto, "veroficción".
Según el autor, su interés por el fake le viene de lejos, a mediados de los 90 inició una investigación sobre las formas de manipulación del lenguaje y en 2016 presentó en el IVAM una muestra bajo el título "Fake. No es verdad, no es mentira" que reunió trabajos de Orson Welles, Joan Fontcuberta, Carlos Pazos, los activistas italianos Luther Blissett y los británicos The Yes Men, Rogelio Lo?pez Cuenca, Cildo Meireles, Domingo Sa?nchez Blanco, entre otros, un total de más de cincuenta artistas. Ahora con la publicación de este ensayo culmina un largo período de investigación que incluye referencias desde el Renacimiento hasta nuestros días, con referencias explícitas a la manipulación iconográfica y del lenguaje en todo el proceso independentista catalán.
Escrito como si fueran microrelatos del fraude, el libro queda estructurado en tres extensos capítulos, el primero ya comentado sobre Cultura y falsedad, el segundo, titulado: Regímenes de verdad, en el que aborda las formas contemporáneas de intoxicación, desinformación y la contrainformación. Finalmente, el tercer capítulo, el más extenso de los tres, lo dedica a dos conceptos clave para entender todo el proceso cultural actual: Mecánica y estética de la veroficción. Desde el análisis estético, la parodia y la presencia del fake en todos los territorios geográficos y culturales (como en el movimiento situacionista y en el arte español).
La reflexión de J.L. Marzo concluye con un demoledor epílogo, rotundo y desalentador. Parece que la Cultura fake, con la aparición de las redes sociales y la consolidación de las nuevas tecnologías de comunicación, ha llegado para quedarse. A pesar de ello, dos citas, una extraída de Nietzsche para el catálogo del IVAM: Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son. La otra del propio J.L. Marzo con la que cierra su trabajo como un grito de alerta: De cualquier forma, no se fíe, porque todo se puede simular.
