Mi amigo Pere Estelrich, uno de los últimos renacentistas, con un asombroso nivel de inconsciencia me pide que escriba sobre lo que entiendo por cultura en un momento de perplejidad en el que cada día entiendo menos cosas. Es un encargo que me sobrepasa y para el que no me siento culturalmente preparado. A lo más que alcanzo es a un limitado ejercicio de subjetivismo. Ante la envergadura del reto y para no defraudar a los millones de lectores (escribir lectores y lectoras no es cultura, tampoco es incultura, es tontería) que han madrugado para conocer lo que entiendo por cultura me enfrentaré a tan inmensa tarea reduciéndola a los límites personales. Para la definición canónica de cultura ya está Wikipedia. Como recordaba en esta misma columna semanas atrás mi admirado Toni Traveria citando a los clásicos, es importante observar el consejo inscrito en el templo de Apolo en Delfos "Conócete a ti mismo", por eso les confieso que me resulta más fácil relatar algunos ejemplos de lo contrario, de lo que considero que no es cultura.
Por ejemplo, no es cultura poseer una gran erudición y no reciclar los residuos domésticos. Tampoco es cultura visitar resfriado la más vanguardista de las galerías de arte y tirar el kleenex sobre la acera al salir. Atiborrarnos de información sin adquirir las herramientas para digerirla, no es cultura. Optar por los libros de autoayuda antes que por los de ciencia para responderse a las tres grandes preguntas, eso tampoco es cultura. Navegar por el mar de la incertidumbre y la complejidad aferrados a una balsa construida de pensamiento mágico y falsos dogmas sobre lo absoluto, lo han adivinado, no es cultura. Como tampoco lo es abdicar del pensamiento crítico y autónomo para adherirse a un líder. Aguantar el guirigay de la Sexta Noche sin pasar a House of Cards y la posibilidad de venerar a Robin Wright es imperdonablemente inculto. Valtonyc no es cultura, tolerarlo sí. Imponer la vestimenta a la mujer o practicar la ablación genital femenina, no es cultura. El espectáculo sangriento de un animal torturado no es cultura. El berrido de Cristiano Ronaldo, condecorar una imagen religiosa, pedir si con IVA o sin IVA, recortar los presupuestos en educación o eliminar la filosofía de las escuelas, todo ello no es cultura. Permitir las pseudo terapias y los vídeos de gatitos, no es cultura. Mantener Tele5 en la memoria del televisor, votar a Trump o por el Brexit, no es cultura. Dirigirse al teatro para contemplar una obra de Ibsen en un contaminante todoterreno no es cultura.
Con estos pocos ejemplos en negativo tal vez puedan hacerse una idea de lo que entiendo por cultura en positivo.
