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Saberes enciclopédicos

Tavares, fragmentos como sistema

Enciclopedia agrupa cinco ensayos-ficción del autor portugués para viajar de la ciencia a la literatura con escalas en el miedo y la música

Tavares, fragmentos como sistema

Sostiene Tavares que cuando "el filósofo crítico, a través del sistema que introduce explicaciones, (consigue), de una forma poco delicada pero legal, reducir la arrogancia propia de la naturaleza de cualquier obra de arte" es "porque la obra de arte ha fallado". La sentencia es muy precisa en cuanto al sujeto y no menos difusa sobre el objeto, así que el crítico que no se tome por filósofo ni se perciba como sistémico debería lanzarse sin temor ni remordimientos al análisis del volumen que la aloja. Sin embargo, la frase se resuelve en una de esas paradojas que siempre cabe esperar del portugués: "Es en el momento de esa victoria cuando el analista, de arriba abajo, comprende mejor que también ha fracasado". Por fortuna, aquí no hay arrogancia que reducir ni, por tanto, victoria ni fracaso que temer.

El lector puede encontrar la afirmación y advertencia de Tavares en la entrada "Victoria equivocada" de su libro Breves notas sobre el miedo. Un ensayo-ficción, así lo denomina el autor, publicado por primera vez en 2007 y que, junto a otros cuatro, da cuerpo al proyecto literario que el padre de Un viaje a la India o El barrio ha bautizado como Enciclopedia, ahora traducido al castellano en un solo volumen. Las notas sobre el miedo ya habían tenido un precedente en 2006 (Breves notas sobre la ciencia) y aún habían de nacerle otros tres breves hermanos con notas sobre "las conexiones" (2009), "la música" (2015), y "la literatura-Bloom". Estas últimas, ya editadas en México, Polonia y Rumanía, aún no han visto la luz en portugués.

La rareza de ver traducido un texto antes de ser publicado no debe extrañar, pues da idea de la asombrosa proyección internacional alcanzada por los escritos de Tavares (Luanda, Angola, 1970) desde que, recién estrenado el siglo, comenzase a inundar las librerías con ficciones tan llamativas po r su cantidad y calidad como por su variedad. Baste decir que, según la página web del narrador, dramaturgo y poeta, ahora mismo están en marcha unas 430 traducciones de sus títulos, en 36 lenguas, con destino a 52 países. Han leído bien. Sólo queda aclarar que, a sus 48 años, el multipremiado Tavares ha publicado más de 40 obras que se inscriben en unas diez líneas de trabajo diferentes. Y que, aunque unas gustarán más que otras a según quién, jamás se ha oído calificar de floja a ninguna. Son cosas que, a veces, ocurren.

Tal diversidad de intereses genera una tribu variopinta de lectores. De ahí que sea de ley avanzar ya la posibilidad de que Enciclopedia no capture la atención de todos los lectores que han disfrutado con las hilarantes andanzas de los habitantes de El barrio, han seguido a Bloom en Un viaje a la India o se han estremecido con las cuatro novelas sobre el Mal de la serie "El Reino". Porque Enciclopedia, en cuyas páginas la ficción se hibrida con la reflexión ensayística esperable del profesor de Teoría de la Ciencia que es Tavares, resulta de una exploración de los cimientos de la realidad y de la relación que mantienen con ella los humanos. Y, desde ese punto de vista, no deja de ser un peculiar sistema filosófico ficcional. Estructurado en fragmentos, eso sí. Tal vez porque el fragmento, y no es ahora Tavares quien se pronuncia, sea el modo que mejor se adecúa a una realidad discontinua a la que sólo dotan de unidad la mente y los lenguajes del observador. Y viceversa.

No miente Tavares al calificar de breves sus notas. Sólo en "la música" y en "las relaciones" es habitual que las entradas rebasen la página, mientras que en los otros tres libros predominan los apuntes de una a diez líneas. Estamos, pues, ante un compendio de esclarecedores o sombríos fogonazos que, en algún momento de su decurso, adquieren una trayectoria zigzagueante o toman un desvío imprevisto hasta convertirse en esas paradojas que tan bien conocen los aficionados a El barrio o, más rotundamente, en un aparente absurdo o desvarío que acabará funcionando de trampa para incautos.

Como todo sistema que se precie, Enciclopedia está dividida en partes. Y así, cuenta -de momento, pues todas las series del portugués se hallan en construcción- con lo que podríamos considerar su Epistemología (ciencia), Ética (miedo), Política (conexiones), Estética (música) y Poética (literatura-Bloom). De estas partes, dos resultan especialmente útiles para aproximarse, no ya a un eventual pensamiento filosófico-ficcional de Tavares, que deberá descubrir el lector, sino al único objeto cabal de estas líneas, el artefacto literario. Se trata de las notas sobre literatura- Bloom, que proporcionan claves de su escritura, y las relativas a la ciencia, que leídas con orden revelan cómo un discurso que parece arrancar de un lúcido análisis de la actividad investigadora se convierte en un aparente disparate llamado a provocar una (fértil) extrañeza.

Conviene aclarar que la literatura-Bloom (LB, contrapuesta a la "miserable") es la que propugna Tavares, aunque no parece preciso explicar la genealogía de la denominación. Con todo, para quienes estén poco familiarizados con su obra, ha de recordarse que Bloom es el protagonista de Un viaje a la India. Pues bien, en LB se postula que lo importante de una escritura no es la palabra sino la frase, hasta el punto de que "deberá prohibirse" toda palabra que no entienda la multitud y toda frase que, por el contrario, sí entineda la multitud. Por supuesto se excluye la "frase adiposa" o "frase sofá", víctima del adjetivo, que, esto ya no lo dice Tavares, se convierte en cadáver deambulante (zombi) cuando es mordida por las fofas tríadas azorinianas.

En LB se sostiene, además, que la frase no ha de ser "canina" (obediente) sino "frase-lobo" o "frase-tigre", y no ha de ser "piadosa" sino "cruel". Tampoco puede ser "fotográfica", porque a la LB le interesa "todo lo que es así, pero también puede ser de otra manera", no en vano "cualquier palabra siempre puede significar otra cosa, (€) tiene miles de hipótesis de existencia". Y, por si esto fuera poco, "toda frase que necesita otras para ser fuerte debe ser eliminada", porque cada frase ha de interferir, es decir, ha de "entrar en la frase anterior y en la siguiente" y "debe actuar en el texto como si el lector fuese a morir al instante siguiente". Hay, claro, mucho más en estas páginas tan recomendables para escritores en ciernes, pero está en LB.

En cuanto al aparente absurdo de la deriva ficcional en el discurso de Tavares, bastará reparar en algunos pasajes de las notas sobre la ciencia (NC) para aproximarse a su comprensión. Es en este libro donde, sin duda por influjo del profesor sobre el narrador, el autor se muestra más sistemático. Arranca del peligro como impulso de los más eficaces métodos científicos, se demora en la metodología, fustiga sin compasión el concepto de objetividad ("hay personas que no creen en la ciencia hecha por objetos"), se recrea en la subjetividad ("la alegría es un catalizador de una experiencia científica; la tristeza, un inhibidor. Sólo arriesga quien está alegre. La tristeza es anticientífica") y, zas, en un quiebro inesperado, como si quisiera burlarse una vez más de la objetividad, subjetiviza los objetos al preguntarse si mienten las cosas.

Su respuesta es nítida: suponemos que aquello que no conocemos bien no puede mentirnos. Y el diagnóstico, implacable: "Ingenuidad". Porque, nos informa el epistemólogo ficcional, "el instinto de supervivencia y el instinto de búsqueda de la Felicidad son comunes al universo de las cosas". De ahí que, concluye, "a veces, al Error del científico deberíamos llamarlo Mentira de la Realidad".

Así es Tavares. Su Ética, su Política y su Estética se mueven entre el aforismo, la invención y el apunte ensayístico. Requieren una lectura tan atenta como el más hermético de los poemas. Su Epistemología, en cambio, a ojos de quien alguna vez haya atisbado el revés del espejo, llega a parecer tan transparente que incita a plasmarla en un diagrama. Por fortuna, en LB se desliza un antídoto contra tanta excitación: "Si un texto puede reducirse a un diagrama, ¿para qué presentar un texto? Pues eso, que así es Tavares.

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