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Novela

Algo huele a podrido en California

Newton Thornburg, uno de los grandes escritores norteamericanos olvidados en Europa

Newton Thornburg.

Newton Thornburg (Harvey, Illinois, 1929 - Bothell, Washington, 2011), criado en un suburbio de Chicago, estudiante de Bellas Artes, pintor, granjero, vendedor de golosinas y redactor publicitario, fue ante todo y sobre todo un gran escritor norteamericano olvidado en Europa hasta comienzos de la década pasada. Como en otros casos de escritores USA -Edward Bunker, Vern E. Smith, Clarence Cooper Jr., Charles Willeford o Tom Kromer- la editorial Sajalín se ha propuesto acercárnoslo a los lectores en castellano. En 2016 salió en esta misma editorial Cutter y Bone, una de las primeras novelas que se produjo en Estados Unidos sobre el fenómeno de los excombatientes en Vietnam, hombres que regresaban pero no encontraban su sitio; y ahora le toca el turno a Morir en California, publicada originalmente en 1973.

David Hook, un granjero de Illinois para el que "progresista y conservador, marxista y anarquista son palabras sacadas de la misma bolsa de basura", es un hombre con poca suerte. Siete años atrás se quedó viudo al fallecer su mujer en un accidente de tráfico y ahora se ve obligado a enterrar a su hijo mayor, Chris, que apenas contaba dieciocho años y se había largado a California en busca de otros horizontes. "Aunque lo que veía a través de las ráfagas de nieve era un ataúd que contenía los restos de su hijo mayor, David Hook tenía los ojos secos. Su corazón estaba seco. Podría haber pasado por un extraño que, deambulando por allí con la cabeza en otra parte, hubiese topado con esa reunión de gente entre las lápidas".

Hook tiene los ojos secos porque al dolor de perder al hijo se suma el doble hecho de que Chris murió lejos de casa y la policía afirma que se suicidó. Él sabe que no es así y se empeñará en demostrarlo, pero más allá de esa certeza había "otro infierno, más pequeño, que consistía simplemente en que su hijo hubiese muerto ahí, en esa tierra de sol y desesperación". Porque Hook comprende que "morir en California es morir no solo en suelo extraño sino en un tiempo extraño, un futuro ignoto, brutal y desalmado" que el granjero desprecia tanto como teme. Para intentar averiguar la verdad, David Hook viaja a Santa Bárbara, donde con su sentido común, su instinto de hombre de campo y su pertinaz deseo de conocer la verdad irá adentrándose en las cloacas que se ocultan tras la fachada de sol, glamur y dinero de la Costa Oeste. Para ello tendrá que apretar las tuercas a más de uno, en especial al aspirante a congresista Jack Douglas y al bruto Parnelli, y presionar a las dos testigos de la muerte de Chris: la joven y atractiva Liz Madera, amante de Douglas, y la secretaria de éste, la señora Rubin. Una misión autoimpuesta que tendrá que completar para poder comprender lo incomprensible: "No había comprendido nunca la vida, esos bebés con la piel tierna y rosada que había cogido entre los brazos, carne de su carne, sangre de su sangre. Y ahora no comprendía la muerte de esa vida. Las estrellas y las piedras, la vida y la muerte, todo era un misterio para él". Un misterio que terminará por resolver tras hacer aflorar un montón de mierda.

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