PRIMERA RFEF

Atlético Baleares: Una salvación que saca los colores

Tres cambios de entrenadores, una plantilla renovada en el mercado invernal y uno de los presupuestos más altos de la categoría han salvado de la hecatombe del descenso al conjunto blanquiazul en un año para el olvido

Los jugadores del Baleares celebran la permanencia en el vestuario.

Los jugadores del Baleares celebran la permanencia en el vestuario. / ATB

Elena García

Elena García

El Atlético Baleares evitó el desastre en el último suspiro. El conjunto blanquiazul confirmó este sábado en Las Gaunas una agónica permanencia en la que ha sido una temporada de altibajos constantes en lo futbolístico y una gran falta de criterio en la dirección deportiva. Un proyecto hecho a golpe de talón para intentar luchar por el ascenso y que, desde su arranque el pasado 27 de agosto, dio pocos síntomas de júbilo.

El constante cambio de entrenadores en su banquillo, el lavado de cara que sufrió el vestuario en el mes de enero o el sustento de uno de los presupuestos más altos de la categoría han sido los ingredientes que han llevado finalmente al conjunto mallorquín a evitar un descenso que habría supuesto el capítulo más vergonzoso de la institución que preside Ingo Volckmann en sus últimos años de vida.

La salvación lograda en la última jornada confirma la que ha sido una temporada en la que nada o poco salió bien desde el minuto uno. En 18 de sus 38 jornadas el equipo ha vivido en la zona de peligro y, pese a que el triunfo frente a la SD Logroñés ha permitido que el conjunto mallorquín salve los muebles sobre la bocina, todos los condicionantes apuntaban precisamente a lo contrario.

El Atlético Baleares tan solo ha sido capaz de ganar doce encuentros esta temporada, siete de ellos en casa, ha empatado 14 y ha registrado trece dolorosas derrotas. Sus 44 goles a favor y sus 46 en contra le han conducido inevitablemente hacia una situación que a buen seguro marcará un antes y un después en la hoja de ruta de una propiedad que, cansada de aportar inversiones millonarias año tras año, está obligada a plantearse un golpe de timón en su gestión deportiva y económica.

Seguramente el primer paso en falso del Atlético Baleares durante el presente curso se dio el día que la entidad blanquiazul confirmó la continuidad de Jordi Roger al frente del equipo. Tras su fracaso como entrenador del primer plantel el pasado año, el técnico catalán fue incapaz de gestionar una plantilla que, al paso por la jornada 15 de competición, tan solo había sido capaz de ganar tres encuentros. Decidió dar un paso al lado Roger, pese a una primera negativa de la propiedad, y al mando del timón se colocó a su segundo, José David García Sierra. El pontevedrés dirigió al Baleares, de forma interina, en tan solo dos encuentros en los que tampoco fue capaz de dar con la tecla del éxito. Era cuestión de tiempo que la secretaría técnica anunciara la llegada de un nuevo entrenador y este anuncio se produjo el 19 de diciembre de 2022.

El Baleares se encomendaba a la figura de Onésimo Sánchez para reactivar las esperanzas de un proyecto que, a punto de completarse la primera vuelta del campeonato, se encontraba más cerca del descenso que de las posiciones de privilegio para las que estaba diseñado. Sin embargo la experiencia en los banquillos del exfutbolista del Valladolid, Cádiz, Rayo Vallecano, Barça o Sevilla tampoco dio sus frutos y en los seis encuentros que dirigió al equipo, el técnico vallisoletano tan solo fue capaz de ganar un partido y sumar dos empates. Con una plantilla casi totalmente renovada tras el paso por el mercado invernal, a Onésimo no se le brindó ni el tiempo ni las oportunidades necesarias para ensamblar esas nuevas piezas y, en una decisión tomada unilateralmente por el presidente de la entidad, el técnico del Santanyí, Tato García, tomaba las riendas del equipo.

El preparador mallorquín, con sobrados conocimientos de los entresijos del club, arrancó de forma titubeante su andadura. Dos derrotas y dos empates fueron su hoja de presentación. En la jornada 25 el equipo llegaba a situarse cinco puntos por debajo de la salvación, pero de manera milagrosa todo daba un vuelco de 180 grados tres jornadas después y el conjunto mallorquín encarrilaba su mejor racha del curso. Los 16 de los 18 puntos que sumó el equipo entre las jornadas 28 y 33 hacían presagiar que, al menos, el final de la temporada se podría vivir con una supuesta calma. Nada más lejos de la realidad.

El Baleares volvió a protagonizar cuatro partidos para el olvido que le condujeron inevitablemente a jugarse la permanencia en la última jornada. Las Gaunas fue el escenario de una salvación agónica, por momentos incluso inmerecida, y que deja a todos sus estamentos señalados.

Los jugadores no dieron la talla sobre el verde, la dirección deportiva volvió a fracasar en sus gestiones e Ingo ha vuelto a realizar una inversión inoperante y que a punto ha estado de llevar al equipo a las catacumbas del fútbol español.

Suscríbete para seguir leyendo