Cartulina Morada: El precio de los impulsos de niño rico

El empresario Ingo Volckmann hace y deshace a su antojo al frente de un Atlético Baleares al que está estrangulando poco o poco

Manix Mandiola, ayer en el Estadi, viendo la derrota del Atlético Baleares.

Manix Mandiola, ayer en el Estadi, viendo la derrota del Atlético Baleares. / E.G.

Elena García

Elena García

Ayer vi a más de un balearico emocionado en la grada del Estadi. ¿Qué les pasa?, pensé: Si para confirmar el descenso todavía quedan trece jornadas. Pero entonces giré la mirada hacia el lado donde tenían puesta la suya y zas, ahí estaba él. Seguramente todavía empadronado en la isla. El vasco que un día consiguió conquistar su corazón, don Javier Mandiola Alberdi, el bueno de Manix. Con su inconfundible gorra, ahora de color verde en lugar de azul, no tardé en comprender esa nostálgica mirada que solo unos segundos antes me había dejado tan inquieta. Por un momento pensé, incluso, que quizás la dirección deportiva al fin había centrado la cabeza. Messow había descolgado el teléfono y por fin había hecho la llamada que tenía que hacer. Pero luego recordé que por encima de Patrick hay un tal Ingo, que es quien verdaderamente mueve los hilos de la institución y a quien su orgullo jamás le permitiría volver a fichar a aquel entrenador que un día le llamó ‘hooligan’. Y es una pena, qué quieren que les diga. Los impulsos de Volckmann están conduciendo al equipo hacia el abismo. Impulsos como el del día en el que el presidente del Baleares era la única persona que exigía la continuidad al frente del vestuario de un Jordi Roger que se veía incapaz de seguir. O impulsos como el del despido de Onésimo Sánchez pese a la negativa de la secretaría técnica. Impulsos de niño rico que hace y deshace con su juguete roto todo lo que le da la gana, sin pensar ni un solo segundo en la afición. Por mucho que alguien me intente explicar ese amor incondicional que tantos le profesan, lo siento mucho, pero no lo entiendo. Ingo un día se levantará y otro impulso le llevará a vender el club y adiós muy buenas. Y ahí se quedarán los de siempre, la afición, quién sabe en qué categoría.

Un comportamiento ejemplar: Muriqi resume todos los valores que iba buscando el Consell

Vedat Muriqi anotó esta sábado su décimo tanto en LaLiga. Una auténtica obra de arte que, como muy bien definió Aguirre, te demuestra que la envergadura no es un problema para el kosovar. El delantero del Mallorca, que se deshinchó durante el mercado invernal para no llamar la atención de posibles compradores, ha retomado el vuelo en estos dos últimos encuentros. Muriqi es medio equipo, 10 de 21 goles son suyos, pero además demuestra partido tras partido su gran camaradería buscando siempre y celebrando el gol con el compañero que le ha dado la asistencia. Nunca un mal gesto, nunca un pelotazo a la grada, nunca una palabra de más. El Mallorca tendrá muy difícil poder retener al kosovar la próxima ventana de fichajes, pero sin duda, los 9 millones que el club abonó por él a día de hoy ya se puede decir que salieron baratos.

Las pregunta a Kang: Ya nos gustaría poder entrevistar al futbolista surcoreano, Aguirre

En su línea habitual, Aguirre evitó hablar de los árbitros en la rueda de prensa postpartido. El técnico bermellón emplazó a los periodistas a que las preguntas que tuviéramos sobre las jugadas polémicas se las hiciéramos directamente a los protagonistas: «Kang o Amath». Pues ya nos gustaría, Javier, pero en la temporada y media que el surcoreano lleva en la isla todavía no ha sido capaz de conceder ni una sola entrevista a un media local. Ni una. 

Suscríbete para seguir leyendo