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Guillem Bosch
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Un derbi no suele responder a ninguna lógica. Es un partido diferente que se debe estudiar independientemente de las circunstancias que rodean a los dos equipos que lo disputan. Si un equipo todavía no ha conseguido una sola victoria en todo el curso, es muy probable que en el derbi la consiga; del mismo modo, si el rival vive una dinámica ascendente y es un claro aspirante a toda en su liga, también es probable que esa racha se desvanezca. Eso es lo que ha pasado este mediodía en el Estadi Balear, donde el Poblense ha sumado su primera victoria de la temporada ante un Atlético Baleares (2-3) que deja de ser, por méritos propios, un serio aspirante a algo.
Un derbi no suele responder a ninguna lógica. Es un partido diferente que se debe estudiar independientemente de las circunstancias que rodean a los dos equipos que lo disputan. Si un equipo todavía no ha conseguido una sola victoria en todo el curso, es muy probable que en el derbi la consiga; del mismo modo, si el rival vive una dinámica ascendente y es un claro aspirante a toda en su liga, también es probable que esa racha se desvanezca. Eso es lo que ha pasado este mediodía en el Estadi Balear, donde el Poblense ha sumado su primera victoria de la temporada ante un Atlético Baleares (2-3) que deja de ser, por méritos propios, un serio aspirante a algo.
Un derbi no suele responder a ninguna lógica. Es un partido diferente que se debe estudiar independientemente de las circunstancias que rodean a los dos equipos que lo disputan. Si un equipo todavía no ha conseguido una sola victoria en todo el curso, es muy probable que en el derbi la consiga; del mismo modo, si el rival vive una dinámica ascendente y es un claro aspirante a toda en su liga, también es probable que esa racha se desvanezca. Eso es lo que ha pasado este mediodía en el Estadi Balear, donde el Poblense ha sumado su primera victoria de la temporada ante un Atlético Baleares (2-3) que deja de ser, por méritos propios, un serio aspirante a algo.
Un derbi no suele responder a ninguna lógica. Es un partido diferente que se debe estudiar independientemente de las circunstancias que rodean a los dos equipos que lo disputan. Si un equipo todavía no ha conseguido una sola victoria en todo el curso, es muy probable que en el derbi la consiga; del mismo modo, si el rival vive una dinámica ascendente y es un claro aspirante a toda en su liga, también es probable que esa racha se desvanezca. Eso es lo que ha pasado este mediodía en el Estadi Balear, donde el Poblense ha sumado su primera victoria de la temporada ante un Atlético Baleares (2-3) que deja de ser, por méritos propios, un serio aspirante a algo.
Un derbi no suele responder a ninguna lógica. Es un partido diferente que se debe estudiar independientemente de las circunstancias que rodean a los dos equipos que lo disputan. Si un equipo todavía no ha conseguido una sola victoria en todo el curso, es muy probable que en el derbi la consiga; del mismo modo, si el rival vive una dinámica ascendente y es un claro aspirante a toda en su liga, también es probable que esa racha se desvanezca. Eso es lo que ha pasado este mediodía en el Estadi Balear, donde el Poblense ha sumado su primera victoria de la temporada ante un Atlético Baleares (2-3) que deja de ser, por méritos propios, un serio aspirante a algo.
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