Extraño partido en el Mariano González de Navalcarnero, con el conjunto local empatando de penalti en el descuento ante un Atlético Baleares que dejó escapar la victoria en un final inexplicable y loco (3-3). Los de Mallorca son quintos en la tabla, a cinco puntos de los puestos que permiten entrar en la liga para los puestos de ascenso.

Jordi Roger, técnico de los mallorquines, hizo dos cambios con respecto al once que el pasado miércoles empataba en Valdebebas ante el Castilla y su equipo arrancó muy centrado ante un Navalcarnero también muy intenso. En una primera parte disputada con bastante ímpetu por ambos bandos, el Navalcarnero demostró la razón de su buen inicio de temporada y los isleños dejaron entrever por qué son candidatos un año más al ascenso.

De hecho, las dos primeras ocasiones cayeron del lado blanquiazul. Y una fue gol: Fito, en un córner, ponía el esférico en la cabeza de Baselga, que batía a Aitor desde el punto de penalti.

Minutos después, el partido se le ponía de cara al Baleares con la segunda tarjeta amarilla de Esnáider -hijo del que fuera delantero del Real Madrid, Atlético y Zaragoza-, que dejaba a su equipo en inferioridad en el minuto 35.

Poca cosa más se puede contar de una primera parte que acabó con un Baleares pensando que tenía medio trabajo hecho y un Navalcarnero aún sin creerse que perdía el encuentro.

El segundo periodo vaticinaba un final de partido tranquilo y un triunfo balsámico para el Baleares. Nada más lejos de la realidad, porque el Navalcarnero salió a por todas sabiendo que lo tenía todo perdido, y que solo tenía cosas por ganar.

Avisó Mario casi cuando nadie se había acomodado en los banquillos, en chut flojo que atajó Juan Carlos. Fue un aviso, aunque antes Baselga y Ferrone perdonaban el 0-2 y la sentencia.

Corría el minuto 50 cuando Barrera pasaba el balón a sus centrales. El pase, flojito, era interceptado por Ramón, que se marchó solo ante Juan Carlos (1-1). El empate envalentonó aún más al Navalcarnero; y especialmente a Sáiz, que en un falta sorprende a Juan Carlos desde 35 metros con un zurdazo que hizo vibrar de alegría al banquillo madrileño (2-1).

Jordi Roger decidió agitar el duelo. Su equipo está medio grogui y necesitaba árnica. Saltaban al césped Corominas y Cristian y este último le dio la razón a su entrenador: recogía un rechace en un balón al área en una falta y ponía el empate (2-2).

El fútbol es tan imprevisible que el Navalcarnero, con uno menos, había podido marcar el 3-1 dos minutos antes y ahora todo se ponía de cara para los visitantes.

Y lo aprovechó el Baleares, que en el 85 ponía el 2-3 en un gran pase del veterano Corominas que aprovechaba Tanque con un espectacular zurdado.

 Ya se veía con los tres puntos el once mallorquín cuando en la última jugada del partido el árbitro pitaba manos de Olaortua. Locura local y visitante, que provocaba la roja al técnico Jordi Roger por sus protestas. El capitán Manu Jaimez establecía el 3-3 definitivo en un partido extraño en el que el Baleares no supo amarrar la victoria.