Aurelio Vieites, compañero sentimental de Ana Niculai, aseguró en una entrevista concedida a Diario de Mallorca no tener explicación alguna del crimen de la joven rumana. La relación con su pareja de los últimos años, no había atravesado ningún bache especial. Ni Aurelio ni Ana se sentían amenazados. Tras el hallazgo del cadáver carbonizado de Ana maniatado en el maletero de su Audi A4, la Guardia Civil le tomó declaración durante diez horas, en calidad de testigo, en la Comandancia de la calle Manuel Azaña.

-¿Cómo fueron las últimas horas que pasó con Ana?

- El sábado estuvimos cenando juntos en Can Torrat. De allí, nos fuimos juntos a casa. El domingo desayunamos juntos como hacemos muchos domingos. Ella se fue a la playa de Illetes con su familia. Yo me fui a trabajar. Luego, a las once de la noche me llamó, y me dijo "¿Cari, vas a tardar mucho en venir?". Le dije que sobre las doce. El lunes, sobre las siete y cuarto, se levantó y se fue.

-¿Cómo fue la despedida? ¿Mantuvieron algún tipo de discusión?¿Ella estaba alterada?

-Fue como cualquier otro día. Me dio un beso en la mejilla. Estaba muy tranquila y relajada y me dijo "Cari, te llamo después". Yo me levanto y me fui al gimnasio, como hago cada día, hago la rutina. El lunes tenía clase de tenis. Terminé de correr y me metí en el vestuario. Recibí una llamada en el teléfono a las 8.50 horas. Era Cati, su socia. Tienen un bar a medias. Me dijo que pensaba que Ana se había quedado dormida, porque no había abierto. Le dije que no. Se levantó a las siete y salió a las siete y cuarto. Preocupado, la llamo una vez, otra vez y otra vez y no contesta.

-¿Cuánto tiempo transcurrió? ¿Cómo reaccionó a partir de este momento?

- Unos diez minutos. Cogí el coche, vestido con la ropa de deporte, y me fui a buscar a la familia. A ver si ella había estado allí. No había nadie. No sabía nada de nada. De allí me fui a Palma, a buscarla en el párking donde dejaba el coche, en Jeroni Pou. Pensé se ha dado un golpe, le ha dado un mareo, se ha desmayado... No había coche ni nada.

-Se fue con su coche ¿Era la primera vez que conducía su automóvil?

- Llevaba con él dos o tres días. Exactamente, desde el viernes. Le había dado un golpe en una rueda y el coche estaba en el taller. De allí me fui a poner una denuncia en la Policía Nacional, en el Paseo de Mallorca, por la desaparición de Ana. Me puse en marcha con Manolo, mi socio, para intentar buscarla por algún sitio.

-¿A qué hora puso la denuncia de la desaparición de Ana en la Policía? ¿Qué hizo luego para encontrarla?

-La denuncia la puse a las diez y media. Me puse a recorrer la autopista como ella lo habría hecho. Desde mi casa, en Las Palmeras, hasta la entrada de Palma para ver si había tenido un accidente. Vuelta atrás. Luego nos aconsejaron que lo hiciéramos en moto. Bajamos al párking. Me fui a casa hasta las siete de la tarde.

- Cuándo recibió la llamada de teléfono alertando de que una persona había aparecido muerta en su coche ¿cómo reaccionó?

-Fue sobre las once de la noche. Primero me alertaron de que un coche iba dando bandazos de Santa Maria a Palma. Coincidían dos números y tres letras con mi coche. Después de haber buscado por todos lados... Estaba impotente, en casa. Me intentaba relajar. Mi ex mujer llegó a casa con su pareja, habían avisado a Manolo y él la llamó. A los tres minutos me dijeron que había aparecido mi coche con una persona dentro.

-¿Se habían sentido en algún momento amenazados?¿Tenían miedo de alguien?

-No me comentó nunca nada de eso. No tenía constancia de nada. Teníamos una relación normal y corriente. No sabía que nadie le hubiese amenazado ni al revés, no me dijo nunca nada.

-¿Qué explicación le da a lo que ha sucedido?

- No encuentro ninguna explicación. Le doy vueltas y más vueltas a la cabeza y no encuentro nada. Hemos tenido una convivencia feliz. No era mi novia, era mi pareja. Llevábamos cuatro años de relación y dos viviendo juntos. Estábamos haciendo los planes de las vacaciones, para septiembre.

-¿Qué relación mantenía Ana con su ex mujer?

-Muy buena. Comíamos de vez en cuando todos juntos. El pasado 4 de julio estuvimos celebrando la comunión de mi hija pequeña. Ana, lógicamente, estaba sentada en la mesa con mis hijos. A mi hija pequeña la adoraba.

-¿Qué sentimientos tiene ahora? ¿Ha recibido tratamiento psicológico?

-El primer día, el lunes, sí me atendió un psicólogo. Tomo pastillas para poder dormir. Siento una mezcla de vacío, rabia, impotencia y, sobre todo, ansia por saber realmente qué es lo que pasó.

-¿Cómo encajó el largo interrogatorio con la Guardia Civil?

-Me citaron para que me pasara cuando pudiera. Acudí voluntariamente a declarar. El trato que me dispensaron fue muy cómodo. Se han portado genial y sé que están haciendo todo lo posible para esclarecerlo. Sé que están dedicando todos sus esfuerzos al 100% para resolver este caso.

-¿Pensó que algo así pudiera sucederle alguna vez?

-Ha sido más que una sorpresa. Ni en una película he visto algo igual. Todavía no lo he asimilado del todo. No me he decantado por nada. En realidad, no tengo ni idea de qué pudo haber pasado.