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Vuelve el Pau Villalonga

Un grupo de musicólogos mallorquines vuelve a poner en marcha, treinta y seis años después, el Institut de Musicologia Pau Villalonga con el fin de dar sentido a los estudios sobre nuestro patrimonio musical

Membres de l’actual Institut de Musicologia Pau Villalonga 2022. DM

Del compositor Pau Villalonga no sabemos gran cosa, solamente que vivió en Barcelona, siendo maestro de capilla de Santa Maria del Mar hasta 1564, año en el que se trasladó a Mallorca para ocupar aquí el mismo cargo en la Seu, muriendo en Palma en 1609, dejando una obra musical recopilada en el conocido como Llibre de Faristol, que es lo único que se conserva de su catálogo. Recuperado por Felip Pedrell, después de siglos de abandono, de este Libro, el grupo vocal de cámara Poema Harmònic, que dirige Joan Company, grabó una Misa.

Pues bien, en el año 1986, un grupo de personas interesadas en la recuperación y catalogación de obras musicales, crearon el Institut de Musicologia Pau Villalonga, que en sus principios fundacionales tenía como fin «promover y fomentar la investigación musicológica en todos sus aspectos, con mención especial a los relacionados con el patrimonio musicológico de Baleares». En aquel momento faltaban años para que los estudios de musicología reglados se instauraran en Mallorca, cosa que vino ya entrado el siglo XXI de manos del Conservatorio.

La primera junta directiva de esta institución estaba formada por el hace poco desaparecido Xavier Carbonell como presidente, Joan Segura en calidad de secretario, Jaume Bosch Oliver que actuaba de tesorero y los vocales Joan Company, Biel Massot, Toni Mulet, Arnau Reynés, el también añorado Joan Parets, Francesc Crespí y quien firma estas líneas.

Es Biel Massot quien recuerda con cierta nostalgia aquellos inicios: «Durante los años ochenta teníamos que comernos el mundo, nos sentíamos aquello que se dio en llamar Jóvenes, pero sobradamente preparados y vivíamos aquellos años estudiando el patrimonio, publicando artículos y textos sobre música, participando activamente en el Centre de Recerca i Documentació Musical y siendo miembros de ese Institut, que nació con buena intención aunque nunca llegó a concretarse a través de actuaciones destacables, exceptuando las llevadas a cabo por Francesc Crespí, Xavier Carbonell y pocos más».

Una de las antiguas partituras archivadas en la partituroteca. Manu Mielniezuk

Aquél Institut tuvo pues un período de actividad limitado y dejó de funcionar como tal después de un tiempo, aunque, eso sí, sin desaparecer como institución, ya que ha seguido existiendo sobre el papel, pero prácticamente sin funcionamiento.

Ese hecho, de existir como organismo, ha propiciado que, desde hace unos meses, otras personas relacionadas con el mundo de la investigación musical, esas sí sobradamente preparadas, con muchos y buenos conocimientos sobre la ciencia musicológica, hayan querido revitalizar ese proyecto, sin partir de cero, solamente revisando los estatutos iniciales y adaptándolos a la nueva normativa.

Es así como Antoni Llofriu, Inès Burguera, Joan Antoni Ballester y Bàrbara Duran han puesto en marcha un actualizado Institut de Musicología Pau Villalonga, siguiendo en paralelo con las aportaciones hechas por los profesores y estudiantes de los estudios de musicología que se llevan a cabo en el Conservatorio, al que algunos de los citados, imparte clases.

Y es que, hasta hace unos años, para ser musicólogo en Mallorca, cualquier estudiante debía salir fuera para ir a otras universidades a formarse y recibir la titulación que le acreditaba como tal. Es el caso de Eugenia Gallego, ahora, entre otras cosas, docente y coordinadora del Máster de Investigación e Interpretación de la Universidad Internacional de Valencia. Ella fue la primera musicóloga mallorquina que trabajó en el campo de la musicología aplicada, un aspecto que ha tratado con especial énfasis sobre todo en temas de producción y reproducción fonográfica. Para Gallego, «la musicología es el medio para conocer el sentido de la música en las diferentes épocas y culturas y por ello me permite meterme de lleno en lo que significa la música para músicos y compositores. Esa disciplina nos permite abrir nuevos horizontes en torno al hecho musical y compartirlos con la sociedad actual».

Puestos en contacto con esos nuevos rectores del Institut hemos podido comprobar el enorme interés y la ilusión que tienen para proseguir un proyecto iniciado hace casi cuarenta años.

De esta manera se expresa el actual presidente, Antoni Llofriu: «Lo que me motivó a la hora de decidir implicarme en el proyecto de revitalizar la institución fue el hecho que cada vez que quería saber algo sobre la historia de la música en Mallorca me daba cuenta que no existía una plataforma que agrupara todo el trabajo que han realizado muchas personas anteriormente. La gran mayoría de publicaciones sobre nuestro patrimonio musical están editadas en libros, revistas o programas a menudo descatalogados y difíciles de localizar y consultar. Y es que, si el conocimiento no es accesible, entonces es como si no existiera».

Company muestra uno de los antiguos libros de música. Manu Mielniezuk

Para Bárbara Durán: «Hay un salto generacional entre el antiguo Institut y el actual, pero conservando los mismos objetivos e intereses».

Durán, junto a Eugenia Gallego está preparando una edición sobre las aportaciones que han realizado las Baleares a la musicología española a través de textos de intelectuales como Pedrell, Noguera, Mossèn Pont, Gabriel Alomar o Miquel dels Sants Oliver, entre otros.

Preguntada sobre cuáles son, para ella, las líneas de actuación más inmediatas, la profesora e investigadora contesta que: «En primera instancia debemos realizar la valoración integral y su transformación digital, de los catálogos musicales que se encuentran en la Seu, pero también debemos fomentar la colaboración con otras instituciones similares como la Societat Catalana de Musicología o el Museu de la Música de Barcelona, que dirige el mallorquín Jordi Alomar. Esas colaboraciones harán que, por ejemplo, el Himnari de la Seu, con el que trabaja Romà Escalas, pueda ser transcrito de forma completa».

Portada del disco de la ‘Missa de Pau Villalonga’. DM

Por su parte, Joan Antoni Ballester, que da clases en el grado de musicología del Conservatorio, recuerda como en su época de estudiante «pudimos asistir a una sesión de las que realizaban Romà Escalas y Francesc Crespí para recuperar y transcribir el Llibre de Faristol de Pau Villalonga. Fue una experiencia extraordinaria que me marcó».

La sede o domicilio social del nuevo Institut Pau Villalonga es la Partituroteca de la UIB, que dirige Joan Company, situada en el edificio Sa Riera, en el centro de Palma. Company, con quien los miembros del Institut mantienen una muy buena sintonía, cree que «es muy importante apoyar el renacido Institut y todo el colectivo que lo envuelve para, así, poder continuar el trabajo iniciado por persones y centros que años atrás se preocuparon por el estudio y divulgación de nuestro patrimonio musical como Antoni Noguera o más modernamente el Centre de Recerca i Documentació Musical que fundó Joan Parets».

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