La Atención Primaria nació a mediados de los 80 heredando las estrategias de los centros que se crearon para atender a los enfermos por la intoxicación de la colza. Eran centros multidisciplinares que funcionaron bien, a pesar de la entonces necesaria improvisación. La idea era huir del antiguo patrón de consultas de ambulatorio de dos horas, en plan francotirador, y reunir a todos los profesionales en un centro sanitario lo más autónomo posible, incluyendo radiología y buena parte del laboratorio. La cosa la fueron degenerando los políticos, como siempre, a base de centritos pequeños para que sus votantes no se quejasen de tener que usar un transporte para ir al médico. Huíamos del ambulatorio de dos horas y ahora hemos conseguido ambulatorios de siete horas. Con los médicos hartos, frustrados y mal pagados. ¡Y no pasa nada!
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