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Oblicuidad

Elvis se inspiró en el estilo de Freddie Mercury

Baz Luhrmann debió ofrecer el papel protagonista de Elvis a un actor que no hubiera visto Bohemian Rhapsody. También el director australiano debió abstenerse. La catarata de biopics de cantantes drogadictos, que siguió a la película canónica sobre Freddie Mercury, debía desembocar por fuerza en el blanco con voz y movimientos de negro que concretó el fenómeno de las fans.

La mayor virtud de Elvis la película es la demostración visual del enloquecimiento automático de las masas, al descubrir a un ídolo imprevisto. Por desgracia, este valioso momento ocurre en los compases iniciales de una proyección que arranca como una inyección de adrenalina, y se paraliza cuando el cantante empieza a ser inyectado en masa. La frenética primera parte es equiparable a No mires arriba, la hora final transcurre con el equipo técnico recogiendo el equipaje. La muerte del artista (perdón por el spoiler) exiliado a Las Vegas ingresará en la historia como la desaparición más insulsa de un mito jamás rodada. No es raro que Elvis siga vivo, a la espera de un fallecimiento digno de su categoría. Hoy tendría 87 años.

Según Elvis la película, el cantante era un imitador de Mercury. El incesante Luhrmann le otorga también un aspecto punk, le pinta los ojos con más intensidad que el Bob Dylan de Reinaldo y Clara, o lo caricaturiza a la altura del Joker. Es una constante de la biografía, porque desde Al Pacino en Dick Tracy no se distorsionaba el rostro de un actor con la intensidad de Tom Hanks transformado en el Coronel Parker, o «Sanders» como lo llama su discípulo. La demostración de que el sucesor de James Stewart puede ser un malvado no justifica la transformación, y menos el monopolio de la pantalla que entorpece el producto. Las celebridades no admiten roles secundarios.

Si Elvis peca de Freddie y Hanks de vanidad, Olivia DeJonge es una Priscilla Presley de pesadilla, el naufragio de una interpretación encaminada a que no se le desmorone la pompadour. Una de las mujeres más bellas de la historia no puede reducirse a una personalidad insulsa, que deforma el relato con su sola aparición. Por todo ello, Elvis la película solo ocupa la segunda plaza entre las grandes superproducciones del año, por detrás de Top Gun y por delante de Jurassic World. Todas ellas impresionan menos por la imagen que por sus ruidos característicos. Los aullidos del cantante, los bramidos de los saurios, los rugidos de los aviones.

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