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Mallorquines en Dubái: Negocios, ocio y añoranza isleña

Dejaron Mallorca en busca de nuevos retos profesionales, aunque muchos también lo hicieron por amor. Cinco mallorquines nos cuentan cómo es vivir en una de las ciudades más opulentas del mundo y bajo una monarquía federal

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Mallorquines en Dubai: Negocios, ocio y añoranza isleña

Oficialmente, en la Embajada de España en Emiratos Árabes Unidos hay 201 ciudadanos de Baleares registrados. La cifra, sin embargo, dista mucho de la real, según confirman desde la Spanish Business Council. No se atreven a dar un número exacto, pero podrían ser más de mil los isleños que residen de manera permanente en uno de los siete emiratos que conforman el país de Oriente Próximo, en la península de Arabia. 

Más de actualidad que nunca por ser el lugar escogido desde hace dos años por el rey don Juan Carlos para autoexiliarse, los EAU se han convertido en un destino perfecto para muchos españoles que encuentran en él, no solo atractivas oportunidades laborales, sino también un país lleno de comodidades y seguridades. Así al menos lo sienten y explican algunos de los mallorquines con los que DIARIO de MALLORCA ha podido conversar in situ en la misma semana en la que el país se encontraba de luto oficial por el fallecimiento del emir de Abu Dabi, Jalifa bin Zayed al Nahyan, y el rey Felipe VI se desplazaba para dar el pésame a la familia y, de paso, reencontrarse de manera privada y discreta con su padre antes de su reaparición en Sanxenxo. En los Emiratos, nadie discute la autoridad del régimen monárquico federalista que les gobierna. Solo se trata de respetar las normas. 

José Manuel Robledo (Palma, 1972) llegó a los Emiratos en febrero de 2010, tras fichar por la compañía Etihad Airways. Lo hizo junto a otros compañeros pilotos también mallorquines y que aun hoy continúan residiendo en Dubái. «Cuando llegamos, prácticamente la ciudad estaba a medio hacer. Todo eran grúas, edificios en construcción... No había mucha oferta ni de ocio ni cultural y nos dedicábamos sobre todo a trabajar y relacionarnos entre nosotros», recuerda. Más de una década después, el emirato está considerado como uno de los países más ricos del mundo. 

«Mi primer año aquí fue muy duro, no me gustaba nada ni el ambiente, ni el trabajo... No me sentí cómoda», confiesa Paloma Martín (1985). Aunque madrileña de nacimiento, es mallorquina de adopción y de corazón: conoció a su marido en la isla, se casaron y compraron una casa en Santa Ponça, donde pasan un mes de vacaciones al año. Fue precisamente un negocio de su esposo el que la llevó a mudarse a Dubái en septiembre de 2016 y, a pesar de esos comienzos complicados, hoy es feliz como directora de Marketing y Comunicación de Acciona en Oriente Medio y no se plantea una mudanza hasta que sus pequeños vayan a la universidad. Tienen 2 años y 10 meses, le queda aún mucho tiempo por delante. 

«En dubái surgen oportunidades de negocio muy interesantes casi a diario»

José Manuel Robledo - Comandante

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Cuando Ángel Fernandez, (Palma, 1973) aterrizó junto a su mujer, Paula Uribe en Dubái, lo tuvo muy claro. «Será una ciudad de paso, porque no quiero retirarme aquí ni quiero que mi hijo, nacido en plena pandemia mundial, crezca en un ambiente donde el lujo es tan protagonista», señala. Este informático emprendió la aventura de emigrar tarde, con 40 años. Dejó la isla a esa edad, vivió en Colombia, después en Sudáfrica y desde junio de 2019 es residente en EAU. «Lo que más valoro es la seguridad, eso no tiene precio. Evidentemente, tienes que respetar que es un país musulmán, pero tienen una cosa muy clara: quieren prosperar, crecer y abrirse al mundo». «Es que ellos saben que para avanzar y consolidarse se tienen que valer de los expatriados, que somos mayoría. Y ahora que no viven del petróleo sino que quieren explotar la parte turística, reclaman nuestros conocimientos y formación», añade Martín. 

«La población expatriada es la que hace crecer el país, aprenden de nosotros»

Paloma Martín - Directora Comunicación y Marketing

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«Nunca he sentido que me tratasen diferente por ser mujer. Podemos conducir, trabajar, abrir una cuenta en el banco. Los occidentales gozamos de las mismas libertades que en un país europeo, por ejemplo», afirma con seguridad Magda Ferrer (Palma, 1983). Abogada especializada en Derecho Deportivo, llegó en 2018 a la ciudad atraída por el mundo de la Fórmula 1. «Lo que me sorprendió fue encontrarme con un lugar tan multicultural y de mentalidad abierta. Vi claramente que aquí había mucho nicho de mercado para mi sector y que podría desarrollar mi carrera profesional con más éxito». A caballo entre Madrid, Dubái e Inca, donde viven sus padres, Ferrer no se plantea, de momento, cambiar su estilo de vida y sus continuos viajes. «La distancia a veces es difícil de sobrellevar, pero creo que el balance, en general, es positivo». 

«La calidad de vida es perfecta, todo se basa en ofrecer el mejor servicio»

Mariona Tous - Dtra. de Marketing y Transformación Digital

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Quien tiene muy claro que volverá a Mallorca en un futuro no muy lejano es Mariona Tous (Palma, 1974). Directora de Transformación Digital en la empresa sueca Assa Abloy, se instaló con su familia en septiembre de 2018. «Echo mucho de menos nuestra isla y su estilo de vida. Las distancias en Dubái son grandes y vas a todos lados en coche, no se puede pasear, que es algo que me encanta. Pero también es una ciudad a la que le gusta agradar y que ofrece todos los servicios que uno puede imaginarse. Vienen a casa y repostan la gasolina de tu coche, te traen los medicamentos o una caja de tiritas de la farmacia de manera gratuita, llegas a un restaurante y no te preocupas de buscar parking... La calidad de vida es impresionante». 

«Dubái es una ciudad para vivir más que para visitar, con una seguridad única»

Ángel Fernández - Informático

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«Me sorprendió que es un lugar de mentalidad abierta y multicultural»

Magda Ferrer - Abogada Dcho. Deportivo

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No todo son alabanzas , evidentemente, para un país con un régimen político basado en la monarquía federal, aunque hay quien apunta algunas ventajas. «Por eso quizás gestionaron tan bien el confinamiento. Aquí, a las tres semanas ya podíamos salir a la calle y nos vacunamos enseguida. Mientras en Europa se estaba discutiendo si era legal o no encerrar a la población, aquí todo el mundo acataba las órdenes... Lo que resultó ser todo un éxito después», recuerda Ángel Fernández. «Para mí fue modélico ese lock-down», puntualiza Paloma Martín. «Evidentemente, no todo el mundo disfrutó de las mismas condiciones». Claro está. En Dubái, las clases sociales se notan. «Yo diría que hay 3: la muy alta -que son los jeques-; la media, que seríamos la mayoría de los expatriados; y luego la baja, que es la de los inmigrantes con menos recursos». «Cierto, pero gozan todos de sanidad, contrato y vivienda. Desde una mirada del Primer Mundo, puede que se vea mal, pero para ellos esto es una oportunidad de vivir más o menos dignamente y ayudar a las familias en sus países de orígenes», añade Robledo. 

El calor, insoportable durante el periodo de junio a septiembre, es otro de los condicionantes negativos que incrementan la añoranza de estos mallorquines. «Vivimos en los centros comerciales y aprovechamos para volver a la isla en esos meses. Nada como las playas de Mallorca», dice Tous. La comida y, en general, el trato de tú a tú español, son también motivos para no dejar nunca de pensar en un regreso definitivo a las Baleares.

Rutas cicloturistas para unir culturas 

El parón en la industria turística propiciado por la pandemia del coronavirus y las restricciones sanitarias, obligó a replantearse el futuro más inmediato a mucho de los mallorquines residentes en Dubái. Uno de ellos, José Robledo, tuvo que regresar a Mallorca tras una década residiendo en EAU al haberse suspendido muchas de las operaciones aéreas y quedarse sin trabajo. Pero un proyecto rondaba por su cabeza meses antes de que todo ocurriera. Junto al palmesano Ángel Fernández y un amigo local, Majed, habían estudiado cómo fomentar las relaciones comerciales y los lazos entre Dubái y Mallorca. «El ciclismo no era un deporte muy valorado ni practicado aquí en Emiratos. Se hablaba mucho de fútbol», explica Majed, propietario de Café Peloton, primera tienda y bar de encuentro de muchos ciclistas locales y extranjeros que se instaló en Dubái. «Pero lo cierto es que empezó a coger fuerza, en parte por los numerosos expatriados y también por los medios de comunicación, que comenzaron a llevar a sus portadas a grandes nombres del ciclismo. Ahora hay una afición tremenda y las grandes marcas de bicicletas, servicios y complementos eligen esta ciudad como base». Tras mucho hablar, Majed, José y Ángel fundaron la Mallorca Cycling Route (MCR), con el objetivo de llevar, a modo de viaje organizado, a ciudadanos de Dubái hasta la isla, donde se les ofrecería una serie de servicios de alto nivel: los mejores hoteles, restaurantes y rutas ciclistas con guías especializados. La idea, bastante avanzada, tuvo que paralizarse por el coronavirus, pero ahora vuelve a retomarse con el objetivo de que los primeros cicloturistas de lujo puedan participar en la Mallorca 312 del próximo 2023. «Evidentemente hay que retomar todos los contactos, pero ya hicimos un primer estudio de mercado y había mucho interés». La colaboración público-privada será fundamental para desarrollar este proyecto con germen balear y que supondrá abrir nuevas y futuras vías de negocio. 

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