Los puntos sobre las uves | Reír mientras dure la fiesta
Luis Arboledas
Las bombas atómicas que se tiren por doquier durante la Tercera Guerra Mundial sólo deben preocupar a los que queden vivos. Los que la palmemos directamente no tenemos nada de qué preocuparnos, porque posiblemente no es que no viviremos el después, sino que ni siquiera viviremos el durante. Estaremos felizmente haciendo la compra, currando o manoseándonos la nariz en un atasco y zas, fin de la película sin, eso sí, dar tiempo a ver los títulos. Los que queden vivos, que serán afortunadamente pocos, probablemente se queden en un planeta cuyas características ambientales ofrezcan las mismas facilidades que las que hoy se dan Venus. Es por eso que no hay que preocuparse. Lo correcto es seguir riéndose mientras dure la fiesta... y en todas las fiestas alguien rompe un vaso. El local de la fiesta lo destruimos menos a menudo.
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