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Oblicuidad | Magaluf lo aguanta todo, incluso las películas

Magaluf lo aguanta todo, su sensacional y sensacionalista poder de absorción permite que la leyenda sobreviva incluso a las películas alimentadas con su nombre. Abordando el título más reciente, el falso documental Magaluf Ghost Town no invita a hablar de cine, pero obliga a considerar de nuevo el mito de la Sodoma y Gomorra mallorquina.

Ghost Town a secas no habría funcionado, la anteposición de Magaluf se apropia del nombre fetiche para comercializar una película que podría haberse cimentado en cualquier otra geografía periurbana. Tal vez los nativos son los menos apropiados para enjuiciar el territorio que habitan, porque atesoran los prejuicios de quien cree que conoce lo que ya ni mira. Por desgracia, no tenemos a nadie más a mano, por lo que la conclusión sobre el abuso de la marca playera obliga a concluir que Magaluf no es un apéndice de Mallorca, ni una deformación del hecho insular, tampoco su extensión. Mallorca es el otro nombre de Magaluf.

No es la primera vez que la isla sufre la identificación con sus coordenadas más viciosas, pero el Ballermann 6 se ciñó a la severa iconografía germana. Magaluf es una denominación global, la piedra de toque negativa en cualquier identificación del averno. La doctora Mónica García cebó su campaña autonómica madrileña en el compromiso de que «Madrid deje de ser Magaluf», es decir, la patria del «turismo de borrachera promocionada por Ayuso». El partido Más Madrid debería rebautizarse Menos Magaluf. Y sobre todo, el país no ofrece demasiados enclaves identificados masivamente a través de una sola alusión. Magaluf ha desbordado ampliamente a Torremolinos o Benidorm, incluso a Puerto Hurraco en las versiones fílmicas dramatizadas.

La reducción de la España detestable a un pedazo de playa se prolonga hasta hoy mismo. Con motivo de los disturbios gaditanos, el popular chirigotero Kike Remolino declara en un alarde de inventiva que «han convertido a Cádiz en el chiringuito de España. ¿Qué es lo que quieren de Cádiz? ¿Convertirla en otro Magaluf?» Ojalá la transformación en Magaluf fuera tan sencilla como la reconversión naval, a falta de saber si el original podrá llevar a cabo una regeneración que no tenga lugar a punta de pistola, según ocurrió en el Nueva York lumpen de Rudy Giuliani.

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