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Artículos de broma

Llamada en espera

Locke es una película de Steven Knight (Peaky blinders) de 2013 que sucede en un coche con teléfono móvil. La danesa The Guilty (2018) transcurre en una centralita de emergencias. En las dos toda la información que hace avanzar la trama, pesa sobre el ánimo del protagonista y vuelca la historia, llega por teléfono. Siendo anteriores a la pandemia, parecen producciones covid porque el coronavirus ha favorecido el minimalismo, el monólogo y lo unipersonal. La suspensión de la incredulidad del espectador está en que los teléfonos funcionan siempre y en que alguien atiende las llamadas. La telefonía recoge aquel privilegio de la circulación en el cine por el que los protagonistas aparcaban a la primera ante el portal de destino.

La realidad no es así: las compañías ponen, por defecto, un contestador que salta a la de tres y la gente, aunque quiera hablar contigo, no oye la llamada o está hablando o reunida o sin cobertura o lejos del móvil. Luego están las empresas, que sólo quieren hablar cuando llaman ellas, guiadas por un principio universal de interés que privilegia vender a atender reclamaciones. Los bancos dicen que hemos cambiado de hábitos y preferimos las gestiones por internet después de haber desviado al cajero, primero, y a la web después, la mayoría de las operaciones hasta conseguir el ideal de cobrarnos por tener nuestro el dinero y de que trabajemos para ellos siendo nuestros propios bancarios. Por eso un deportista tiene una vida profesional más larga que un bancario.

Igual que la instantaneidad produce ansiedad (tamborileo de dedos en la mínima espera en que la página web abre o el cajero automático entrega el dinero) la comunicación continua frustra cuando no se consigue la interlocución instantánea. El paso obligatorio por el asistente virtual para llegar a la llamada que atiende un robot, previo a la espera de bucle musical hasta que esté libre uno de sus operadores, el continuo retorno al limbo musical a cada paso y el vértigo de volver a la casilla de salida si se corta la comunicación, acabaréis pagándolo, felones.

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