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Museos, cómo conectar con los jóvenes

Museos, cómo conectar con los jóvenes

Un viernes cualquiera. Varios amigos se reúnen para pasar la tarde sin plan establecido. Uno de ellos propone: «¿Y si vamos al museo?». Todos ríen. Nadie sabe si lo dice en serio o se trata de una broma. Nunca se lo habían planteado y ahora, con la pandemia, aún menos. «No tenemos nada mejor que hacer», dice uno de ellos con ironía mientras los demás secundan su ingenio con risas. Leonardo Ortega, estudiante de máster, explica que no suele visitar los museos porque siempre acaba invirtiendo su tiempo de ocio en otras actividades: «Tengo la sensación de que en Mallorca no se está dando tanta importancia al factor comunicativo y divulgativo», explica. Ortega incide en la importancia de conocer el lenguaje de los jóvenes si se quiere captar su atención, y pone como ejemplo los memes, un elemento comunicativo clave para entender a las nuevas generaciones: «Pueden llegar a ser un contenido atractivo. Unir el humor y la información. No se trata solo de darse a conocer, sino de hacerlo con el lenguaje del público al que te diriges. Porque puedes llegar a mucha gente pero que nadie realmente se interese por lo que ofreces».

Llorenç Soler, estudiante de Filosofía, defiende que las exposiciones en las que él podría estar interesado no se publicitan lo suficiente: «Hace mucho tiempo que no veo un anuncio de un museo». Soler explica que las exposiciones suelen tener un precio elevado, «sobre todo si eres joven y no tienes unos ingresos considerables»: «A veces me entero de actividades que se hacen en algún pueblo de Mallorca antes de lo que se hace en los museos de Palma, por ejemplo». Argumenta que las redes sociales son muy importantes a la hora de captar público joven y pone como ejemplo algunos museos de Madrid: «El Prado o el Thyssen hacen buenas campañas comunicativas. Incluso yo he visto varias veces publicaciones de esos museos en mis redes sociales, algo que no me pasa con los de aquí». Defiende que ir al museo «te aporta una experiencia diferente a la que puedes tener en internet» porque, por mucho que lo busques en la red, «la presencialidad siempre es una ventaja».

Álex Alcolea, responsable de Comunicación de Es Baluard Museu, explica su situación: «La impresión que tenemos desde el museo es distinta. Según los datos, hemos notado un gran incremento de público joven -hasta los 35 años- que visita el museo. En 2020, registramos un 48% de visitantes jóvenes». Declara que este tipo de público siempre es más difícil de trabajar porque requiere estar adaptado a las nuevas tendencias: «Nuestra estrategia principal en este sentido es pasar del me gusta a la acción. De la interacción digital al vínculo con la entidad. No creemos que el éxito esté en trabajar una comunicación unilateral sino en organizar proyectos en los que el feedback de los participantes sea un elemento clave». Alcolea habla sobre el éxito de las campañas que llevan a cabo desde Es Baluard Museu: «Debemos ir a los temas que interesan a los jóvenes y saber adaptar la comunicación a sus códigos y a su lenguaje. Trabajar la bilateralidad es muy importante», expone.

Otro testimonio joven, Esteban Ramón, explica que en Twitter suele ver algunas publicaciones de museos, pero son «muy concretas y fugaces», vinculadas a personas a las que sigue: «Al final todo es una cadena y te fijas en lo que publica la gente más cercana porque tienes confianza». Cree que es importante buscar nuevas formas de promoción que no sean las habituales: «En Tik Tok te puedes hacer viral muy rápido, y si consigues un producto bueno y diferente tendrás un éxito enorme». Ramón cree que los medios tradicionales pueden ser efectivos para el público que ya acude a los museos y tiene una buena relación con ellos, pero los jóvenes cada vez consumen menos la televisión o la radio, por lo que la efectividad es mucho menor: «Nuestra generación tiene una visión demasiado clásica de lo que significa ir a un museo, y eso puede ser un problema porque hace que no te lo plantees». Explica que hoy en día los jóvenes no solo buscan un «espacio solemne» en el que hay arte expuesto, sino un lugar en el que poder disfrutar de un «tiempo agradable e interesante».

La directora del Museu de Mallorca, Maria Gràcia Salvà, confiesa que no tienen ninguna estrategia comunicativa dirigida especialmente a los jóvenes: «Los museos no tenemos bien cuidado a ese segmento de la población y deberíamos hacer un esfuerzo por conocer sus intereses». Salvà explica que se han planteado crear contenido en redes sociales como Tik Tok, pero la falta de recursos humanos para poder atender a todos los canales comunicativos no se lo permite. En su caso, ella es la única encargada del apartado comunicativo de la entidad: «Trato de hacer lo que puedo con lo que tengo». Argumenta que la educación es clave en la relación con este público y admite que puede haber un distanciamiento entre el arte y sus intereses: «Debemos adaptarnos a los medios que utilizan para tratar de acercarnos a ellos y poder entablar una relación asidua con el fin de que visiten nuestros museos». Una de las claves, cree, es ofrecer contenidos como fotografías o diseños vinculados a la era digital «porque eso es lo que suelen consumir».

 La responsable de Comunicación en la Fundació Miró Mallorca, Roser Salmoral, explica que lo importante no es solo qué comunicas sino cómo lo haces y confiesa que, de momento, no están usando redes como Tik Tok porque necesitan personal que se encargue únicamente de las redes sociales, algo inviable actualmente: «En el departamento de Comunicación solo hay una persona, y se tiene que encargar de toda la comunicación, desde la institucional hasta la elaborada para redes sociales». Cuenta que un gran porcentaje de los jóvenes que conocen la entidad pero no les visita es porque vinieron cuando eran pequeños con los colegios: «Hubo un primer contacto pero no se ha prolongado en el tiempo. Me gustaría que los jóvenes me explicaran por qué no han vuelto. Nuestras redes sociales están vivas, pero no siempre sabes si les va a interesar. También es importante que vengan a visitarnos cuando son más mayores, porque existen más posibilidades de que sigan vinculados con nosotros».

Marina Figueroa, estudiante de Llucmajor, explica que su generación se entera de las novedades a través de las redes sociales y que, si no se anuncian allí, «es muy difícil que el mensaje nos acabe llegando». Declara que, muchas veces, la decisión la toma en función de si alguna persona conocida le habla sobre ello. Además, reflexiona sobre la importancia de la confianza en los procesos comunicativos, sobre todo si se trata de artistas jóvenes que cuentan con un reconocimiento en el ámbito digital pero tienen poca presencia en los espacios culturales tradicionales: «A mí la experiencia tradicional del museo me gusta, pero mi interés sería mucho mayor si las obras tuvieran algún tipo de relación con el contenido que suelo consumir. Es decir, productos nuevos que planteen temas de actualidad». Y añade, a modo de conclusión: «Muchos jóvenes compartimos la visión de que los museos siguen ofreciendo lo mismo cada año, entonces ya no nos lo planteamos como opción para nuestro tiempo de ocio».

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