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Reportaje

El turismo local como sustento

"No hemos cumplido las previsiones para el turismo residente, pero ha valido la pena abrir", resumen desde Hidropark Alcúdia

Uno de los buques de Barcos Azules a su llegada a la icónica playa del Torrent de Pareis.

"Estamos muy agradecidos al hecho de que los mallorquines elijan la isla, de grano en grano de arena se puede llegar a hacer una montaña". Así describe la empresa Barcos Azules, que ofrece excursiones desde el Port de Sóller a Cala Tuent y Sa Calobra -que conecta con el Torrent de Pareis-, la situación que se ha dado en muchos de los lugares turísticos de Mallorca, el hecho de que los residentes han 'salvado' de alguna manera la temporada turística. Este año el Torrent de Pareis se ha quedado sin el tradicional concierto de julio por la pandemia, pero también, y sobre todo en esta última parte del verano, se ha visto huérfano de turistas.

Balears empezó como prueba piloto para la venida de turistas, pero el agravamiento de la situación provocó, por ejemplo, la implantación de cuarentenas en países de origen como el Reino Unido y en consecuencia, las asociaciones hoteleras anunciaron para el pasado 23 de agosto el fin de la temporada turística. Aun así, desde el Govern y el sector turístico se han aprobado medidas para intentar facilitar la llegada de visitantes, como por ejemplo el plan presentado a principios de julio con 900.000 euros destinados a mejorar la conectividad entre las islas, y así potenciar el turista regional, de Balears. Por su lado, la empresa City Sightseeing Palma, que con sus tradicionales autobuses de dos pisos recorren las calles de Ciutat, anunció el 17 de este mes que, hasta el 30 de septiembre, los menores de 16 años podrán hacer la visita de manera gratuita, para así intentar atraer al turismo más familiar.

Este verano ha resultado atípico para negocios y lugares que viven, en gran parte, de los turistas, como la empresa Barcos Azules, que ofrece la visita a dos playas muy conocidas de la isla. "La pandemia nos ha afectado mucho. Ahora funcionamos a un 10%, ya que solo ponemos en marcha uno de nuestros nueve barcos", explican. Además, el 70% de la plantilla "está en ERTE", y con la temporada turística finalizada, "las agencias nos han dicho que se paran, solo esperamos algunos turistas franceses y polacos más". Tradicionalmente, el grueso de sus clientes, según explican, eran extranjeros, un número que se ha visto "muy reducido".

"Aun así, agradecemos a los mallorquines dos cosas. Que no hayan fallado en el sentido que han seguido viniendo, y además en los trayectos nos preguntaban cómo nos iba el verano, si nos compensaba, se preocupaban por nosotros...", subrayan.

Siguiendo por la Serra de Tramuntana encontramos un tipo de turismo muy diferente al de borrachera: el turismo de cuevas. "Hemos notado un incremento de visitantes locales. Parece que esta situación ha provocado que se aprecie más nuestro patrimonio y se quiera visitar", apuntan desde las Coves de Campanet. Esta actitud, la de valorar más lo propio a partir de la pandemia, ya la dejaron entrever también tanto la patronal de cooperativas agroalimentarias como la federación de pequeñas y medianas empresas PIMEM. El verano pasado estas cuevas tuvieron una afluencia, según sus cifras, "de un 70% de extranjeros y un 30% de residentes", una dinámica que este verano ha variado en gran medida. Además, para seguir las recomendaciones sanitarias, las visitas han pasado a ser individuales o en familia.

Otro ejemplo de este sector turístico es el de las Coves del Drach. Situadas cerca de Portocristo, son muy conocidas, además de por sus características como cueva -contienen el Lago Martel, que con sus más de 100 metros es uno de los mayores del mundo-, por el concierto de música clásica que ofrecen tradicionalmente en el interior. Tal y como afirman desde la dirección del recinto, tuvieron que retrasar su apertura hasta el uno de julio, y "las cancelaciones de ingleses y alemanes se han notado considerablemente en nuestra actividad", teniendo en el turista francés y nacional "el principal cliente". Cabe destacar que las Coves del Drach reciben un gran número de visitantes. Por ejemplo, en 2013 unas 600.000 personas conocieron este rincón de Mallorca.

Otros enclaves que suelen tener una alta afluencia de turistas son los parques acuáticos. El Western Park de Magaluf, de la misma compañía que Aqualand, directamente no ha abierto sus puertas. "Sencillamente no había mercado suficiente como para tener abiertos los dos recintos", afirman desde la dirección. Por su parte, Aqualand abrió a mediados de julio y ha tenido "un 30% de gente en comparación con el año pasado", aunque por la crisis sanitaria solo podía utilizar la mitad de su aforo. En su caso, como en el turismo en general, "se ha notado mucho" la bajada de los turistas, y un 70% de los que han visitado el parque hasta ahora son residentes, según sus cifras. "Siempre le hemos tenido un trato preferencial y especial al visitante local", subrayan.

Hidropark Alcúdia es otro ejemplo de este sector turístico. "Solemos abrir seis meses (de mayo a octubre), y este año la temporada se ha reducido hasta abrir solo desde julio a principios de septiembre", destaca su director, David Díaz. "El número de visitantes mallorquines se ha mantenido más o menos estable. No se han cumplido las expectativas que teníamos en abril para los residentes, pero han hecho que compense o valga la pena abrir", prosigue Díaz. Además, los dos parques manifiestan la responsabilidad que han tenido los visitantes en cuanto al seguimiento de las recomendaciones. "Hemos notado muchas consultas sobre las medidas que teníamos, por ejemplo", remarca el director de Hidropark. "La gente es consciente y responsable, no hemos tenido ningún altercado", recuerdan desde el parque Aqualand de Magaluf.

El caso de La Seu

La Catedral de Mallorca es el lugar más visitado de la isla. Según su director técnico, Joan Pastor, más de 600.000 personas la visitaron el año pasado, aunque "hemos notado una bajada de un 70% en relación a 2019". Su caso es algo diferente al de los lugares vistos hasta ahora, ya que el visitante local representa ahora mismo "un tercio del total". "Cuando entramos en las fases después del confinamiento, sí que notamos un incremento de mallorquines que querían conocer la Catedral, aunque ahora la mayoría de los visitantes vienen del turismo nacional, y en especial de Menorca y Eivissa, explica.

Además, han incluido una visita semanal de grupos reducidos para conocer más sobre el monumento. "Han tenido una gran respuesta, estando completas con dos semanas de antelación y con mucho visitante local que incluso han querido repetir, ya que toca temáticas diferentes", apunta Pastor.

Así, en una temporada turística que se ha reducido a más de la mitad, se ha visto como el turismo local ha sido el sustento de algunos de los enclaves más conocidos de Mallorca, compensando el hecho de abrir. El visitante local se ha revelado como un nicho de mercado que también merece atención.

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