La gran damnificada

Tengo una camiseta con el eslogan 'Team Sofía' que hace ya unos años diseñaron los chicos de Amart Palma. Lo hicieron cuando el célebre rifirrafe en la Seu entre las dos reinas durante la Misa de Pascua. Tendrían que hacer una nueva versión y lanzarse al modelo en versión masculina. Vaya traje le está haciendo el emérito Juan Carlos a su hijo Felipe. Si la Casa Real quería política de trasparencia, toma dos kilos. No se ha podido gestionar peor la salida de España del anterior monarca ni se ha podido comunicar peor el paradero ¿final? La cuestión es que estos diez días de agenda institucional que no vacacional de los reyes en Marivent han quedado empañados ante el espectáculo dantesco de las filtraciones, suposiciones, desencuentros y debates que no han aportado sino más basura a la que ya había. Mucho, mucho más van a tener que trabajar en palacio para salir de estas con aires renovados. El papel, nada fácil de Felipe VI que ha tenido que desterrar a su hermana pequeña y ha hecho lo propio con su padre, tiene también su daño colateral. Ocurre igual en las relaciones de amistad. Cuando se rompe una pareja, a ver cómo repartimos los amigos. Doña Sofía llegó a Mallorca a mediados de julio y sigue en la isla en compañía de su hermana, Irene de Grecia. Suerte que este pasado miércoles -cuando los Reyes ponían tierra de por medio- se la pudo ver ya disfrutando de sus paseos habituales por Palma, en compañía de sus íntimos, Tatiana Radziwill y Jean Henry Fruchaud; ya pensábamos que la habían desterrado. Suponemos (o esperamos) que en su ausencia forzosa de la vida pública haya podido disfrutar de la compañía de la princesa Leonor y la infanta Sofía, a las que en todo este tiempo solo hemos fotografiado en dos ocasiones. No está el país para posados relajados. Lo que vengo a decir es que a la emérita, los desmanes de su marido le han negado salidas al cine, paseos con helado o visitas más informales en compañía de sus nietas. Mientras Juan Carlos se instala y refugia en Abu Dabi, protegido con todos los honores y lujos, doña Sofía se ve atrapada entre cuatro paredes. La "gran profesional" ha tenido que renunciar incluso a su compromiso con Projecte Home. No es habitual que falle a su cita solidaria con el padre Tomeu Català. La Orquestra Simfònica de les Illes Balears y el Castell de Bellver se quedaron sin la presencia de su más ilustre aficionada. Entre el público, eso sí, pudimos ver a fieles de la entidad, como Javier Macaya - hijo de Cristina Macaya y que acudió en su representación por encontrarse ésta algo enferma-, Pere Malondra, Maria Luisa Darder o Margarita Juncosa.

La viña como pasarela

Al igual que no oculto mi predilección por la emérita, tampoco lo puedo hacer ante la figura de Sebastián Pons. Visionario se le queda corto. Aimar Quiscú es es pagesía, es raíz, es tradición; es un viñedo y una cosecha; es música de Maria del Bonet; es una camisa de algodón; es emoción. De vuelta de todo, de las grandes pasarelas, el mallorquín sigue en su búsqueda de la calma y se empeña, con acierto, en homenajear lo de la tierra. Mirar atrás sin nostalgia para marcar el nuevo ritmo del futuro. No le ha hecho falta una pandemia para darse cuenta de hacia donde va la moda.

En la bodega de Can Majoral, en Algaida, Pons invitó a un grupo reducido de amigos para presentar su nueva colección que también pudo verse en directo en el formato fashion film a través de su página web y redes sociales. No faltaron a la cita, Ylona Novackova, Carmen Coll, Aurora Vega, Biel Modino, Margalida Oliver o Vera Edwards.

Y un último apunte, ya que hablamos de cosas tan de aquí. El Hotel Valldemossa sigue apostando por el producto km 0 y propone disfrutar de un pa amb oli con gin. Can Company, queso de Mahón Menorca y Licores Moyà. Estuvieron Kimberly Marshall (agente consultar de los EEUU en Balears), Enrique Carbonell, Rafa Ballester, Tolo Salom o Carmen Escobar.

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