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Salud

La razón siempre a salvo

La razón siempre a salvo

"El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra", un dicho muy a propósito de la epidemia por Sars-Covid-2 que no sé si es cierto en todos sus términos. Lo que sí es cierto es que son muchos los que consideran que hemos cometido los mismos errores; aún más, que hay un error de base: la sociedad capitalista de consumo neoliberal. Como muy bien dice el profesor José Muñiz, uno de los pensadores más interesantes de la Universidad de Oviedo, el ser humano tiene una hermosa y salvadora capacidad de olvidar selectivamente. Eso hace que no siempre se aprenda de los errores. Además, tendemos a ser indulgentes con nosotros mismos. Lo expresa Mateo el evangelista: "¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?"

Pero en las percepciones y juicios tomados colegiadamente debería reinar la razón. No es así como demuestra con varios ejemplos históricos B. Buchman.

Uno de ellos, la guerra de Vietnam, lo llevó al cine Spielberg. Él no se fija en la necedad de los gobernantes que de forma estúpida se metieron en una guerra que daban por perdida el primer día. A Spielberg le importa demostrar la importancia de la libertad de prensa. Encuentro en esa película, The Post, un bello ejemplo de cómo medios pueden justificar los fines. El objetivo primero era vencer al Times, vender más, tener la mejor primera plana. Pero ese medio se convierte en un fin beneficioso para la sociedad: el Supremo pone la libertad de información por encima de todo.

Cuando se dice que quien no conoce la historia está obligado a repetirla es que se confía en la razón. Y la razón, ni siquiera en los ámbitos de decisión colectiva, prevalece. La historia es una buena herramienta para entender el pasado y puede ayudar a entender el presente. Pero me temo que no a conducirlo por el mejor camino, o por aquel camino que algunos, los que la estudian y sacan conclusiones de ellas, creen que es el mejor.

La epidemia por Covid-19 nos ha hecho revisar otras como la gripe española. Pero también se recuerdan relatos, todos ellos soberbios, como La peste de Camus, Los novios de Manzoni, etc. Es lógico que tratemos de encontrar reflejos de nuestra situación en circunstancias históricas semejantes.

Sin embargo, donde yo he encontrado la mejor descripción de lo que estamos pasando y cómo se puede modificar la sociedad es en la Edad Media gracias al profesor García Fitz. Él, un medievalista de la Universidad de Extremadura, considera que esa época es de fundación, donde se crea el germen de nuestra sociedad: cristaliza un idioma, aparecen las ciudades, aún caminamos por sus calles... la infancia de Europa. Era una sociedad en guerra donde las fronteras no estaban definidas. En España la guerra tenía un carácter propio: era principalmente contra el Islam.

Entonces no se hablaba de Reconquista, ese concepto aparece en el XIX con el nacionalismo y crece con la dictadura de Franco. Pero sí que había una guerra de frontera que influía, o permeaba, toda la sociedad: las estructuras históricas, la economía, el mundo urbano, la economía agrícola, las instituciones, articulación de la sociedad, la forma de pensar. Como dice García Fritz, es un elemento básico, si quitáramos la guerra no entenderíamos esa sociedad: la economía de un monasterio, la fiscalidad, la producción artesanal o cultural. Eran sociedades organizadas por y para la guerra.

Aquí sí que encuentro paralelismo con nuestra sociedad de guerra de frontera con los virus. Ellos están ahí, ocupando su territorio que nosotros invadimos, o ellos salen de su ámbito para invadirnos. La consecuencia es que la sociedad se organiza para responder a esa amenaza, o ese afán de conquista o reconquista, da igual.

No tengo ni idea de cómo el virus Sars-Covid-2 va a modificar nuestra sociedad y no sé durante cuánto tiempo. Como dice Muñiz, somos adaptables y resilientes. Adaptables, porque somos capaces de modificarnos para integrar una situación nueva y distorsionante. Resilientes, porque cuando salimos de nuestro equilibrio, podemos volver al estado primitivo, aquel que nos ha dado esta ventaja evolutiva, el que hizo que en pocos años el homo sapiens ocupara el mundo. Habrá modificaciones porque nos adaptaremos. Pero, sobre todo, por nuestra tendencia a volver al mismo punto, seremos iguales.

La especie humana es una anécdota, una pequeña anécdota, en ese inmenso proyecto sin objetivo ni sentido que es la naturaleza. Qué ocurrirá en esta guerra de frontera entre dos especies, apenas tiene importancia para la Tierra. Pero sí la tiene para cada uno de nosotros, y para nuestros descendientes. Y nos gustaría que la razón, la bisoña razón con la que tratamos de entender el mundo, nos sirviera para afrontar lo mejor posible esta situación.

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