Todas las madres lo pasan mal, le suplica Mia Warren (Kerry Washington) a Elena Richardson (Reese Witherspoon) en una de las muchas secuencias con gran fuerza dramática que cuenta Pequeños fuegos por todas partes. En 1998, la casa de la familia Richardson se incendia, y todos sospechan que el fuego ha sido provocado. El año anterior, Elena Richardson alquila su casa a Mia Warren, una madre soltera artista, y a su hija adolescente, Pearl. El hijo menor de Elena, Moody, se enamora de Pearl y se hace amigo de ella. Y hasta aquí puedo escribir de la famosa novela de Celeste Ng, la segunda de esta escritora estadounidense de padres originarios de Hong Kong -un físico de la NASA y una profesora universitaria de química.
Ng, un apellido corto para una escritora de largo recorrido, examina la compleja red de identidades que se forjan en las relaciones familiares para describir un concepto de maternidad contemporáneo. La autora se crió en Shaker Heights (Ohio) -cerca de lago Erie y ciudad donde nació Paul Newman-, ahí situa la acción, un lugar donde siempre se supo diferente por ser de las pocas familias orientales en el plácido noreste estadounidense. Una desemejanza de la que se nutre su literatura.
Pequeños fuegos por todas partes cuenta con dos protagonistas de excepción. Reese Witherspoon, ganadora de un Óscar en 2005 por Walk the Line (la película sobre la vida de Johnny Cash) y Kerry Washington, la protagonista de Scandal. A ellas las acompañan en el reparto Joshua Jackson, Rosemarie DeWitt y Jesse Williams; y los actores jóvenes Jade Pettyjohn, Jordan Elsass, Megan Stott o Gavin Lewis.
Con el anuncio de la serie, Little Fires Everywhere ha estado tres semanas de abril en el número uno de la lista de libros más vendidos de Estados Unidos. Están avisados.
