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Entrevista

Miguel García Feliz: "La isla lo tiene todo y empieza a consolidarse como destino de lujo"

Canario de nacimiento, no hay visado que no esté en su pasaporte. Hombre de mundo, ha encontrado su hogar en Mallorca

Miguel García Feliz

P Su historia familiar es fascinante. Su padre, piloto de profesión y su madre, trabajadora en el Hospital de la Paz, deciden pedirse una excedencia y se marchan a vivir a Canarias. Y, circunstancias de la vida, acaba convirtiéndose en íntimo amigo del rey Hussein de Jordania.

R Todo fue fruto de la casualidad. Mi padre, Miguel Ángel, era un apasionado del buceo. Estaba en Lanzarote y coincidió que inauguraban un hotel de cinco estrellas. Se habían quedado sin instructor de buceo y le pidieron si podía atender a un grupo de clientes muy importante. Todo salió bien y se quedó como relaciones públicas. Y en una de esas ocasiones llegó el rey Hussein y se cayeron muy bien.

P ¿Y cómo acaba su padre convertido en Director General de la casa que Hussein se construye en la isla? Una vivienda, 'La Mareta', diseñada por el artista César Manrique y que hoy es Patrimonio Nacional.

R El rey quería construirse una casa en la isla y la amistad con mi padre hizo que le confiara esa gestión. Estuvo trabajando para él 18 años.

P Intuyo entonces que su infancia no ha sido muy convencional...

R Viajábamos mucho. Londres, París... Cuando Hussein le regaló la casa a don Juan Carlos (en realidad, tuvo que hacerse una cesión al Estado), nos fuimos a vivir a Jordania. Una experiencia brutal. Eso marcó mi vida. Vivir en hoteles, conocer gente, culturas diferentes. Eso ha hecho de mí quien soy ahora.

P ¿Cómo se define?

R Soy una persona muy abierta a la que le gusta estar rodeada de gente creativa. También me gusta mucho comunicar y entablar relaciones, de hecho, cuando más disfruto de mi trabajo es cuando estoy en contacto con los clientes. Siempre digo que dirijo el hotel desde el lobby, no desde la oficina.

P En marzo se cumplirán tres años desde que llegó a la isla.

R La familia Soldevila me propone el reto de dirigir Sant Francesc Hotel Singular y la oferta me llegó cuando llevaba una década viviendo en Londres, con todo lo que eso implica. Necesitaba recuperar un estilo de vida más estable, ver a mis hijos crecer cerca de la playa... A nivel profesional era también un proyecto apasionante, que me sedujo muchísimo. El nivel de detalle, las calidades que encontré en este establecimiento eran increíbles, por no hablar de su apuesta por el arte contemporáneo. Quería formar parte de este proyecto tan especial y en una ciudad como Palma.

P ¿Un canario que se ha enamorado de Mallorca?

R Cuando llegué me sorprendió muchísimo el talento que hay aquí. Lo digo de verdad. No solo me refiero a la cantidad de buenos profesionales que hay en el sector de la hostelería y lo bien formados que están, sino que también hablo del nivel de artistas, de periodistas, de fotógrafos, de diseñadores que son o trabajan aquí. Suena tópico pero la isla te engancha. Ahora mismo no me veo viviendo en otro sitio que no sea Mallorca. Lo tiene todo.

P Ahora que está sobre la mesa de los políticos el debate sobre la necesidad de un turismo sostenible y, desde su experiencia, ¿se pueden poner puertas al campo?

R Creo que empezamos a ir por el buen camino, aunque aún hay mucho que hacer. La isla tiene una capacidad, y es la que es, limitada. Por eso me gusta la idea de apostar más por la calidad que por volumen. Cuidar el tema de cruceros, limitar las licencias y controlar aperturas. Quién más quien menos, vive del turismo pero hay que repensar qué queremos y cómo lo queremos.

P ¿Cómo se ve la isla desde fuera?

R Mallorca es conocida como destino, pero falta insistir más en el concepto de destino de calidad y de lujo. Aún así, sí creo que empieza a consolidarse ya en este sentido.

P ¿Existe un hotel para cada cliente o hay un cliente para cada hotel?

R ¿Y por qué no las dos cosas? Te pongo un ejemplo con Sant Francesc. Hay clientes que se alojan en verano en nuestro hotel porque buscan Mallorca o Palma como destino; pero también hay clientes que quieren quedarse con nosotros por Sant Francesc Hotel como destino.

P ¿Qué hace cuando no está trabajando?.

R Las nuevas tecnologías nos ponen difícil eso de desconexión cero pero intento pasar tiempo con la familia y practicar deporte, sobre todo nado.

P. Parece que, por fin, en primavera, abrirá 'Can Ferrereta', en Santanyí.

R. La familia Soldevila buscaba un hotel algo diferente a Sant Francesc, donde los clientes pudiesen desconectar. Pero tampoco querían una finca aislada en medio de la nada, sino que estuviera en un núcleo urbano. Y entonces dieron con un casal mallorquín del siglo XVII en Santanyí que estaba a la venta y se apostó por él. Después se añadieron algunos terrenos colindantes y al final, Can Ferrereta cuenta con siete mil metros cuadrados, 32 habitaciones, la mayoría suites, muchos jardines y una colección de arte contemporáneo muy especial. Habrá obra de Guillem Nadal, de Jaume Plensa o de Riera i Aragó.

P. ¿Cuál es el último libro que se ha leído?

R. Me obligo a leer al menos un libro al mes. Ahora he empezado Patria, la novela de Fernando Aramburu. Y antes me enganchó la Reina Roja, de Juan Gómez-Jurado.

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