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Coaching

Volver a confiar

Volver a confiar

Para qué tendríamos que volver a confiar en quién nos ha fallado? Tener relación con alguien en quien no confías, en el trabajo, en casa, o en el grupo de amigos, es algo realmente muy doloroso, la desconfianza genera tensión, preocupación, angustia... Pero si no encontramos una respuesta sincera y satisfactoria a esa pregunta, "¿para qué?", la reparación de la confianza no es posible.

Pensemos en una relación de pareja en la que uno descubre una infidelidad del otro. ¿Qué hacer en este caso?

Lo primero es ser consciente de que sin confianza no se puede salvar la relación. Así que hay que decidir si realmente queremos reparar esa confianza, si hay un "para qué" que de verdad nos valga la pena, pues, si no lo hay, lo sensato es dar la relación por acabada.

Y es que hay parejas que, tras una infidelidad, deciden apostar por su relación, pero pretenden suplir su falta de confianza con la seguridad absoluta, lo cual es una fantasía porque la seguridad€ no existe. Por muchos datos, por mucha información que nos dé nuestra pareja, aunque nos llame cada cinco minutos y nos dé su contraseña de su mail y de su móvil€ aunque haga todo eso, si no confiamos, nunca nada será suficiente, siempre podremos sospechar que, por ejemplo, tiene otro teléfono secreto o cualquier otra cosa.

Frente a la seguridad, que es una fantasía y casi como una adicción, pues puede desatarse hasta límites insospechados, la confianza es una apuesta que hacemos para nuestro bienestar emocional. Se trata de decir: "La seguridad no existe y, sin embargo, tomo la decisión de confiar". Menudo peso nos quitamos de encima cuando lo hacemos.

Necesitamos darnos cuenta de que confiando no le hacemos un favor al otro, que también, nos lo hacemos a nosotros, nos quitamos la angustia, el desasosiego, y nos abrimos la puerta del disfrute, con la pareja, los amigos, los compañeros de trabajo, con quien sea.

Una vez hemos encontrado un "para qué" y hemos desechado la idea de seguridad, cabe preguntarnos:

¿Quiero confiar en que la otra persona me quiere y quiere que yo esté bien?

¿Quiero confiar en que ambos tenemos unos valores compatibles que nos permite tener un proyecto común? Para el caso de la pareja, por ejemplo: ¿Entendemos "fidelidad" de la misma manera?

¿Quiero confiar en que la otra persona va a serme sincera?

¿Quiero confiar en que es capaz de serlo?

Muchas veces estamos tan dolidos con el otro que responder que sí a estas preguntas, aun queriéndolo hacer, es muy complicado. Y eso es porque nos está faltando usar una herramienta imprescindible: la aceptación, que es la capacidad de librarnos del resentimiento.

El resentimiento es sentir, y sentir, y resentir el dolor, absorbidos por una conversación interna que se niega a aceptar lo que ha ocurrido y va alimentando nuestro juicio de injusticia y nuestra acusación de culpabilidad. Hace que el pasado reine sobre el presente y estrecha las posibilidades de futuro.

Es algo tan venenoso que, aunque decidiéramos abandonar la relación en la que se originó, el resentimiento no nos abandonaría, lo seguiríamos llevando puesto y nos seguiría haciendo daño.

En cambio, la aceptación nos libra de esa roca de sufrimiento horrible, asume lo que pasó como posible, real y pasado, lo acoge y dice "lo que pasó, pasó, y ahora ¿qué voy a hacer con ello?".

En resumen, las tres claves para reparar la confianza rota son encontrar un "para qué" auténtico, descubrir la naturaleza fantasiosa de la seguridad y aceptar plenamente lo ocurrido para poder construir un futuro libre de resentimiento. ¿Necesitas ponerte a ello?

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