Escuchaba yo tontamente el otro día al responsable de una línea aérea —o de varias, no recuerdo— que, hablando de la descarada diferencia de precio entre un vuelo Madrid-Palma sin descuento de residente y un Palma-Madrid con descuento, sostenía que se justificaba el hurto porque son productos diferentes. O sea, si entiendo bien, que me den la misma guitarra por el clavijero o por el culo de la caja hace que sean productos diferentes, uno de ellos cuatro veces más caro. Ahora dicen que el Tribunal de Cuentas va a vigilar ese fenómeno durante 2020, ¡un año les hace falta!, lo cual no deja de ser un avance después de que el luminoso Ábalos anunciara que iba a investigar a los beneficiados. Ábalos, según lo mires por delante o por detrás también es un producto diferente, pero chungo.