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Salud

Las promesas de las células madre

Las técnicas de la medicina regenerativa tardan en mostrar resultados, pero no en dar dinero

Las promesas de las células madre

En 2001 se publicaron tres estudios en los que, empleando células progenitoras de la médula ósea, se lograba regenerar el músculo cardiaco dañado. En uno de ellos se aislaron unas células madre específicas, los angioblastos, que inyectadas en el torrente circulatorio llegaban al músculo dañado y creaban vasos sanguíneos que alimentaban las células que el corazón había producido en la región necrótica, células que mueren por falta de oxígeno. El experimento se realizó en ratas. Otro grupo inyectó directamente en el corazón dañado de cerdos las células progenitoras del mesénquima, también aisladas de la médula ósea. La función cardiaca mejoró espectacularmente. El tercero lo realizó el equipo del doctor Anversa antes de que le ofrecieran un empleo en la Universidad de Harvard. Ellos obtuvieron las células más primitivas, con menos transformaciones, de la médula ósea y las inyectaron en el corazón dañado de la rata. Se preocuparon de marcarlas para seguir su evolución y observaron que se trasformaban en células musculares cardiacas y que la función del corazón mejoraba notablemente.

Se abría un mundo de esperanza. Mientras, la perspectiva mecánica seguía dando sus frutos que se concretan en el éxito del Código Corazón: si una persona que sufre un infarto de miocardio llega al hospital en un tiempo inferior a 2 horas la probabilidad de supervivencia es superior al 95% gracias a los procedimientos de rescate mecánicos. Cuanto más tarde, menos músculo cardiaco se rescata.

La idea de una regeneración del músculo con una estrategia biológica es mucho más atractiva. Es la que persiguió durante años Anversa, quien periódicamente publicaba artículos en los que demostraba que sus células madre lograban sustituir las muertas del corazón de pacientes con infarto. Sin embargo, ningún otro grupo lograba reproducir sus trabajos. En 2018 se descubrió que "pasteleaba" los datos: las mejores revistas retiraron 30 artículos que había publicado y su hospital, afiliado a Harvard, tuvo que pagar al Gobierno 10 millones de dólares por haber obtenido fondos fraudulentos.

Hoy las células madre han encontrado otro nicho: la regeneración de las articulaciones dañadas por la artrosis. El número de compañías y profesionales que ofrecen este tratamiento crece de manera exponencial. Consiste en realizar una punción de la médula ósea, generalmente en la cadera, obtener células madre e inyectarlas en la articulación dañada. Es un procedimiento ambulatorio en el que, debido a que apenas se manipulan las células y es un autotrasplante, existe poca regulación. Tampoco está regulada la inyección de plasma rico en plaquetas, otra técnica muy extendida de regeneración articular.

La promesa de las células madre en la medicina regenerativa está tardando en mostrar resultados. Prácticamente todas las terapias con estas células, excepto el trasplante de médula ósea para enfermedades hematopoyéticas, son experimentales o se introdujeron en la clínica sin una rigurosa evaluación. Como dice Susan Salomon, directora de la Stem Cell Foundation, las compañías que ofrecen tratamiento con una "sopa de células madre" están ganando mucho dinero. No interesa hacer ensayos clínicos que puedan poner en duda o negar la utilidad del tratamiento porque pondría en peligro un notable flujo de ingresos.

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