—¿Qué tal, don Santiago?
—¡¡Y cierra España!!
—Nació usted en Euskadi€
—€en las muy españolas provincias vascongadas.
—Creo que ha dicho usted que quieren cerrar las televisiones autonómicas€
—Bueno, en el caso de ustedes, los de las islas que son trozos de España lanzados al mar, no lo tenemos previsto. De todos modos, si cerramos IB3 no creo que nadie lo vaya a notar. No hay que malgastar fuerzas inútilmente.
—Están ustedes a favor de devolver las competencias de educación al Estado€
—Exactamente. Por ejemplo, estamos hartos de que en Cataluña y aquí a los niños se les hable en dialectos. Yo me pregunto: ¿Para qué inventarse la historia si ya hay una inventada?
—Acabar con las autonomías€
—También. ¿Por qué tengo yo que pagar con mis impuestos a los enchufados de los pesebreros del PP y del PSOE?
—Le recuerdo que usted está chupando del bote público desde los 23 años.
—Imagínese si sé de lo que estoy hablando.
—¿Qué me cuenta de la violencia machista?
—Pues que los hombres estamos perseguidos. Ahora va a resultar que, después de ser los que llevamos el dinero a casa, los que trabajamos, los que protegemos, nuestra mujer no es nuestra. ¿Estamos todos locos?
—¿Usted dice todas esas sandeces porque las piensa o solo para ganar votos de los que no piensan?
—Su problema es que publica en un periódico, y ya sabemos que los medios están todos sometidos a los de siempre.
—Como El Alcázar, Arriba y Pueblo, quiere usted decir€
—Aquellos sí que eran periódicos€
—Por cierto, ¿qué cree que habría que hacer con Franco?
—Canonizarlo, y me estoy quedando corto.
—¿No cree que el franquismo fue una dictadura?
—Fue una democracia orgánica sublime; se hacía lo que le salía de los órganos al Caudillo, orgánica.
—Les acusan de racistas.
—Bastante desgracia tienen los negros con no ser iguales que nosotros como para encima ser racista.
