Cuando a Vicky Toledo le dijeron que su hija podía tener altas capacidades no se lo podía creer, "Nuria tardó mucho en aprender a caminar e incluso empezó a leer más tarde que sus compañeros, además no mostraba demasiado interés en clase. Más que altas capacidades, pensaba que podía tener algún problema de aprendizaje, sin embargo, le realizamos todas las pruebas y tal y como sospechaban los expertos que realizaron los exámenes, mi hija Nuria era superdotada", explica.

Y es que, al contrario de lo que imagina la mayoría, las altas capacidades no tienen por qué estar relacionadas con la excelencia en el aula ni con las altas calificaciones. "Mi hija es un claro ejemplo de ello. Nuria es la mejor en las materias que le interesan, pero hay otras a las que no les presta atención e incluso, saca malas notas", comenta Vicky y añade, "en su desarrollo juegan un papel imprescindible los profesores, de los que dependerá que Nuria se motive y avance durante el curso escolar o que, por el contrario, se desinterese y no participe en la clase por desinterés o aburrimiento".

Como madre, a Vicky se le ilumina la cara cuando habla de su pequeña, "Nuria siempre ha sido una niña muy introvertida y tímida con las personas con las que no tiene demasiada confianza, pero año tras año vemos como crece y mejora sus habilidades sociales. Es una persona muy especial con un potencial enorme".

Madre e hija acuden cada sábado a la sede de ABSAC, la asociación que congrega a las personas con altas capacidades en Baleares. Allí, Nuria participa en los diferentes talleres que organiza la entidad para potenciar el talento de los pequeños. "Una de las actividades que más le gustan es el taller de robótica educativa, en el que puede desarrollar su desbordante creatividad", explica.

Desde la asociación también imparten talleres relacionados con la inteligencia emocional, la escritura creativa o el dibujo.

Altas capacidades en las aulas

Cuando un niño es superdotado puede afrontar el día a día en el colegio con actitudes muy diferentes, "hay chicos con altas capacidades que, por su alto grado de responsabilidad, estudian y son los mejores alumnos, hay otros que no estudian, porque les basta con escuchar en clase y viven de rentas, y por último, hay otros que se aburren de una forma tan soberana en clase que directamente se rebelan, dejan de prestar atención y suspenden las asignaturas", argumenta María José Frutos, secretaria de la Asociación de Altas Capacidades de Baleares.

María José lleva más de 10 años trabajando en la organización y ha visto pasar decenas de casos de niños con altas capacidades por su sede, de los que recuerda que "todos han sido diferentes. No podemos englobar a todos los niños con altas capacidades bajo las mismas características. Cada uno es único y especial".

Si tiene que explicar qué son las altas capacidades, María José hace hincapié en que "es una característica más de las personas, que destacan, en este caso, por en tener un coeficiente intelectual superior a la media y, por tanto, tienen más facilidad para aprender".

Además, los chicos con altas capacidades tienen tendencia a la hipersensibilidad y una gran intolerancia a la frustración.

A pesar de que las altas capacidades han existido siempre, hace muy poco tiempo que se intenta identificar en el aula a estos niños y se apuesta por su evolución, "desde el año 2015 hemos notado un interés creciente por parte de la Administración, ya que se ha implantado un protocolo de identificación a través de la Conselleria de Educación, con la colaboración de la Universitat de les Illes Balears", comenta María José.

¿Cuál es el problema? "El protocolo no es de obligatoria aplicación en todos los colegios, por lo que hay algunos que lo realizan y otros que no, impidiendo así la identificación de muchos casos".

Aunque cada alumno con altas capacidades tiene sus propias necesidades, todos ellos necesitan ser identificados para desarrollarse en un ambiente que alimente sus capacidades y talentos, a la vez que atienda sus problemas de aprendizaje.

"Sólo el primer año de aplicación del protocolo se descubrieron 300 nuevos casos de altas capacidades en Balears", comenta María José. Desde que se puso en marcha el protocolo en 2015 se ha producido un incremento de alumnos identificados del 41,9%, según datos de la Conselleria de Educación.

Según datos de la propia Conselleria, se revela que la aplicación de este protocolo ha permitido incrementar la detección de alumnado con altas capacidades de los 773 alumnos del curso 2015-2016 a los 1.321 del pasado curso 2017-2018. Por islas, 1.052 son de Mallorca, 72 de Menorca, 185 de Ibiza y 12 de Formentera.

Marta Balcells junto a su hijo Arnau, Maria José Frutos y Tomeu Escalas , psicólogo de la asociación.

Según la Asociación Balear de Superdotados y Altas Capacidades, se estima que en cada clase podríamos encontrar entre 3 y 4 niños con este rasgo, sin embargo, en la práctica no se localiza ni una tercera parte.

"Muchas veces, las escuelas que aplican el protocolo de identificación se quedan estancadas en esta primera fase de detección", comenta María José. Después de localizar los casos es preciso que se adapte el curriculum formativo de los centros a las necesidades educativas de los alumnos con altas capacidades y normalmente, en esta fase del proceso, "encontramos un gran desinterés por parte del profesorado en general", argumenta María José.

La madre de Nuria está de acuerdo con ella, "cada año es una sorpresa. Puedes encontrar a un profesor que apueste por tu hijo, le marque retos para que como alumno continúe evolucionando o te puedes topar con un docente que no dedique ni un minuto de su tiempo a tu hijo y, por lo tanto, que convierta el curso escolar en un año perdido para Nuria", comenta Vicky.

Ambas coinciden en que para mejorar la formación que reciben los niños con altas capacidades, la Administración debería invertir en formación específica para el profesorado porque "muchas veces los propios docentes no saben cómo abordar la educación de un chico con altas capacidades" y para ello, destinar más recursos económicos para potenciar programas específicos.

A su vez, la falta de tiempo es una excusa habitual de los docentes. "Lo que está claro es que, si los profesores tienen una sobrecarga de trabajo, no van a poder dedicar a los alumnos con necesidades específicas de aprendizaje la atención que requieren", comenta María José, a lo que Vicky añade, "también es cierto que, en numerosas ocasiones, los profesores dedican más tiempo a los alumnos a los que les cuesta más seguir el ritmo de la clase, que a los que van sobrados. Es una cuestión de prioridades que entendemos".

Doblemente excepcionales

Una de las fórmulas a la que más recurren los centros escolares para favorecer el desarrollo de los más pequeños con altas capacidades es la de integrar a los superdotados en un curso superior.

María José Frutos, que además de secretaria de ABSAC es también madre de dos niños superdotados, relata su grata experiencia.

"Mi hijo Diego tiene ahora doce años y va a clase con niños que tienen un año más que él. La experiencia de aceleración ha sido mejor de lo que esperábamos". Seguramente ha tenido mucho que ver que Diego ha subido de curso al mismo tiempo que cambiaba de colegio, "llegó a una clase nueva, en una escuela nueva, lo que hizo que a priori los demás niños no supiesen que Diego era más pequeño y que estaba en un proceso de aceleración". El desconocimiento por parte de los compañeros ayudó a Diego a integrarse plenamente, "tengo muchos amigos y me lo paso bien con mis compañeros. Ahora ya saben que soy superdotado, pero eso ha pasado a un segundo plano y a día de hoy solo soy Diego, un chico más", comenta el pequeño.

A diferencia de lo vivido por Diego, se estima que el 50% de los chicos con altas capacidades sufren bullying por parte de sus compañeros en la escuela. No es fácil ser diferente en el colegio. Muchos de los compañeros de chicos con altas capacidades les rechazan por ser más ágiles, inteligentes e incluso, por ser más sensibles. Esta tendencia se agrava cuando los niños tienen una "doble excepcionalidad", que se da cuando el alumno cuenta con dos -o incluso más- necesidades educativas diferentes. En este caso, "estamos hablando de chicos que tienen altas capacidades y, además, presentan Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Trastorno del Espectro Autista (TEA), Dislexia o Síndrome de Asperger, por ejemplo.

Es el caso de Arnau, que, al igual que Nuria, también acude religiosamente a los talleres que organiza la asociación. Su madre, Marta Balcells, cuenta su historia para remover conciencias. "El camino que hemos recorrido no ha sido sencillo. Sabía que Arnau era un niño especial prácticamente, desde que nació. En el colegio sus compañeros no siempre lo han aceptado y han llegado a ser crueles con él. Su infancia no ha sido un camino de rosas y, de hecho, le hemos tenido que cambiar de colegio".

Arnau tiene 14 años y además de ser superdotado, tiene el síndrome de Asperger, uno de los Trastornos del Espectro Autista más comunes y, por el contrario, menos conocido, el cual que genera en numerosas ocasiones injustificables prejuicios y discriminación dentro de las aulas. "Nunca he usado la calculadora en clase. Hago los cálculos de cabeza en menos tiempo que mis compañeros, lo que me ha generado algunos problemas. Algunos chicos se metían conmigo por ser más inteligente que ellos", explica Arnau. A la hora del recreo el adolescente prefiere no participar en los juegos en grupo, "no me gusta el fútbol, no me aporta nada. Prefiero dedicar mi tiempo a otras actividades más interesantes como pensar o calcular", afirma.

A pesar de que cada persona con Asperger es distinta y tiene sus particularidades, lo que tienen en común son las dificultades en la interacción social, sobre todo con las personas de su misma edad. También sufren alteraciones de los patrones de comunicación no verbal, por ejemplo, pueden parecer enfadados sin estarlo. Además, tienden a una interpretación literal del lenguaje, cuentan con dificultades en la interpretación de los sentimientos y emociones ajenos y propios.

"Es muy difícil hacer amigos en clase. Si cada año cambio de compañeros, ¿para qué les voy a coger cariño?, se pregunta Arnau. Tal y como explica su madre, el joven destaca en matemáticas y ciencias, sin embargo, es un negado para los idiomas o para la escritura. "Que un niño tenga altas capacidades no quiere decir que destaque en todos los ámbitos, puede ser el mejor en ciertos campos y un desastre en otros aspectos", comenta Marta.

La importancia de la detección

Pero, ¿cuál es el peligro de no detectar a tiempo esta doble necesidad educativa? Los niños con doble excepcionalidad habitualmente fracasan en la labor de hacer ver a las personas de su entorno esta dualidad. Los niños pronto empiezan a dudar de su capacidad y desarrollan una creciente frustración.

Después de fracasos repetidos, falta de identificación y de apoyo, los niños con doble excepcionalidad pueden llegar a dejar de esforzarse por superarse y "tirar la toalla" a lo largo de su trayectoria académica. A largo plazo, las consecuencias pueden ser desde rechazo a la escuela y abandono escolar, e incluso, desarrollo de problemas emocionales y sociales.

Por eso es tan importante detectar todos y cada uno de los casos. "Si algún padre sospecha que su hijo puede tener altas capacidades o una doble excepcionalidad que no pierda ni un minuto más".

La ruta a seguir es clara, "lo que le recomendamos a los padres es que se pongan en contacto con el equipo de orientación del colegio para que se aplique el protocolo de identificación o que se pongan en contacto con ABSAC para que les guiemos desde aquí", comenta María José.

Suele ser un proceso largo porque aún hay centros que no están del todo concienciados, "nosotras hemos tardado unos dos años para que se reconozcan las altas capacidades de Nuria", comenta Vicky, a lo que añade, "ha sido un camino largo, pero recomiendo a los padres que apuesten por descubrir si sus hijos tienen altas capacidades. Ahora mi hija es mucho más feliz y el profesorado y sobretodo, la familia está más tranquila porque entendemos sus comportamientos", comenta Vicky.

Desconocer el atributo de Nuria ha llevado a Vicky a tener que lidiar con malos entendidos con los profesores, "llegó un momento en que los profesores me citaron para plantearme una difícil situación: Nuria no hablaba, no se relacionaba con sus compañeros, mientras que en casa era una niña sociable y activa", explica Vicky. En este momento empezó su lucha, "nos movimos mucho hasta dar con la respuesta".

Altas capacidades como oportunidades

"Tener altas capacidades no es un problema, sino, todo lo contrario. Son niños que aprenden muy rápido y es un talento que tenemos la obligación de potenciar", sentencia María José, como portavoz de ABSAC. Tiene toda la razón. Es preciso dejar de penalizar el talento para avanzar hacia una sociedad más respetuosa e inteligente. "Los chicos con altas capacidades son niños como el resto, con sus defectos y sus virtudes, con sus dotes y sus defectos".

Nuria tiene un canal de Youtube en el que habla sobre los temas que le parecen interesantes, la última de sus publicaciones fue sobre un museo de gatos. Diego, cuando sea mayor, quiere ser ingeniero aeronáutico y se divierte en sus ratos libres tocando el violonchelo en una banda de música.

A Arnau, aunque detesta el Fornite por su simplicidad, le encantan los videojuegos y también se emociona con la música como su compañero Diego. Al final, todos niños que merecen jugar, soñar y tener la oportunidad de mejorar el mañana con su talento innegable.