Los cinéfagos supervivientes no esperábamos un premio a nuestra devoción por un arte agónico. Pero resulta excesivo acusarnos de machistas, en cuanto espectadores voraces de películas que discriminan, menoscaban y explotan a la mujer. Estas acusaciones no se vierten jamás contra el fútbol, espectáculo donde todos los participantes son hombres. Por supuesto, la omisión no se debe a que las ligas estén apadrinadas por grandes bancos.
Pido perdón por ir al cine, pero añado una pregunta capciosa. Cuando se alcance la igualdad en la pantalla que pregonan los feministas, ¿irán al cine? No vaya a ser que nos ahuyenten por degenerados, y no quede nadie si ellos siguen sin comparecer en las salas. ¿En qué se basa tan audaz presunción? En que si fueran espectadores, habrían percibido que se vive el mejor momento del cine femenino. Sobre todo, en la producción de vehículos centrados en la figura de la mujer.
Habrá que aportar pruebas, ¿qué les parece el listado de aspirantes al Oscar a la mejor película de este año? Solo una de las nueve está dirigida por una mujer, la Lady Bird de Greta Gerwig, y algo falla desde luego en este apartado. En cambio, dos directoras optaban a un goya a la mejor película por Estiu 1993 y por La librería. Se movían en el margen de la paridad, y tanto Isabel Coixet como Carla Simón fueron premiadas. Ningún director masculino recibió un galardón.
Volvamos a los Oscars. No se necesitan más pruebas del epicentro femenino de Lady Bird, que sigue la maduración de Saoirse Ronan. La demostración también resulta superflua en Tres anuncios en las afueras, protagonizada por una Frances McDormand literalmente de armas tomar, sin rebajarla en una sola escena. Y la gran favorita, La forma del agua, tiene como protagonista principal y casi única entre los humanos a Sally Hawkins. Van tres de nueve, pero hay más. En Los archivos del Pentágono, la dueña del Post es Meryl Streep y Tom Hanks ejerce de subordinado que teme ser despedido. Daniel Day Lewis interpreta en El hilo invisible a un Balenciaga volcado en las mujeres que le rodean, entregado a ellas y dominado por su hermana. No hay otro varón a su alrededor. Dos mujeres forman el eje maligno de la extraordinaria Déjame salir, y Call me by your name no toma partido al centrarse en el también floreciente cine homosexual. Queda Churchill, matizado por su esposa Lady Clementine, y Dunkerque, que demuestra que los hombres son imbéciles. De nuevo, el mejor momento del cine enfocado a la mujer.
