Distinguíamos, hace unas semanas, entre sopa y sopas. Las segundas son solamente posibles con pan rebanado y mojado en un caldo que puede variar: desde agua a un rico fumet de pescado, pasando por caldos de carne o vegetales.

Es muy posible que las primeras preparaciones culinarias fueran diversos remojados en agua, siendo las sopas, casi con toda seguridad, alimento básico de las primeras culturas europeas y especialmente las mediterráneas.

El pan era conocido desde milenios atrás, siendo la base de la alimentación, con la cebolla, de los egipcios de baja condición social. Fueron los egipcios quienes descubrieron las posibilidades de la fermentación para la elaboración del pan. Los griegos perfeccionaron la técnica de su preparación y elaboraban artesanalmente una gran variedad de panes; ellos fueron los panaderos de la antigua Roma, con más de 300 panaderías. Crearon más de 70 variedades de pan e innovaron formas diversas de pan, con masas distintas, a las que se añadían especias, miel o frutos secos. Algo muy parecido a lo que se hace en la actualidad.

Durante las largas temporadas de hambrunas en la Edad media, el pan no estaba al alcance de todos, entre otras, por haber disminuido el cultivo del trigo. Por esta razón, cualquier trozo de pan debía ser aprovechado.

Mallorca iba en la misma dirección: las sopas, el pancuit y el pamboli lo demuestran.